Diario de León

PERSONAJES AL TRASLUZ

«Los guardias civiles no somos recaudadores»

JULIO ANDRÉS GUTIÉRREZ HERNÁNDEZ / Teniente coronel de la Guardia Civil y jefe de la Comandancia de León

ulio Andrés Gutiérrez.

ulio Andrés Gutiérrez.

Publicado por
ANA GAITERO | LEÓN
León

Creado:

Actualizado:

Julio Andrés Gutiérrez (Trubia. Asturias. 1965) nació en vísperas del Pilar en un cuartel de la Benemérita y jugó entre tricornios y carbón sin pensar en que un día él también sería guardia civil. Desde hace más de tres años es el jefe de la Comandancia de León. «Fue en la adolescencia cuando me despertó la vocación», asegura. En su carrera de guardia civil a teniente coronel pasó por diversas unidades y fue voluntario a Kosovo, bajo el mando de la ONU. Por esta misión recibió una de sus muchas condecoraciones. Se sabe de memoria la cartilla del Duque de Ahumada y reivindica la impronta benemérita —vocación de servir— de la Guardia Civil desde su fundación, aunque, matiza, «fue en 1929 cuando le dan la Gran Cruz de la Orden de Beneficencia». Sin prisa pero sin pausa, se licenció en Derecho por la Uned y está colegiado como letrado no ejerciente. Más que abogado, admite, le hubiera tentado «ser juez o fiscal. Hacen una labor impresionante». Debajo del uniforme hay un hombre, esposo y padre de dos hijos, que corre, cocina y sonríe ante los estereotipos sobre el cuerpo.

—¿El Gobierno ha puesto a los pies de los caballos a las fuerzas del orden en Cataluña?

—Nos hemos desplegado para cumplir una misión bajo la dependencia del Gobierno, jueces y Ministerio Fiscal, y, en su desarrollo se han tenido dificultades achacables a las especiales circunstancias que se están dando. Por mi experiencia en control de masas, es muy difícil prever el resultado final de nuestras intervenciones y que, en todo caso, se hacen conforme a los criterios de congruencia, oportunidad y proporcionalidad que marca la normativa vigente.

—¿Las condiciones en que han sido alojados (y desalojados) los GRS y otros comisionados de León son dignas?

—Todos sabemos que la misión encomendada no es fácil. Y el desarrollo de la misma y sus condiciones de alojamiento difieren dependiendo del tipo de misión.

—¿Teme que lo que está pasando en Cataluña, pueda empañar la imagen de la Guardia Civil que con los años y con la democracia se ha normalizado?

—Estamos a las órdenes del Gobierno y de las autoridades judiciales. Haremos lo que nos manden. Que eso determine que nuestra imagen varíe en sentido positivo o negativo no lo puedo decir. Se irá viendo.

—¿Es complicado ser el jefe de la Guardia Civil de León?

—Fácil no es. Lo facilita la formación y la experiencia de treinta y tres años de servicio. Además, cuento con muchos guardias civiles que me ayudan en el mando y, sobre todo, a realizar nuestras misiones. La clave está en tener sentido común, valorar mucho las cosas y ser prudente y coherente.

—¿El punto débil de León?

—Tenemos una provincia muy extensa, pero el despliegue territorial que tenemos nos ayuda mucho a llegar a todos los sitios y que los guardias civiles conozcan a la perfección la demarcación donde cumplen sus misiones nos ayuda a mantener León como una comandancia segura.

—¿Cuántos cuarteles hay?

—Son 41.

—Para más de 1.200 pueblos...

—Sí, al estar repartidos nuestra reacción en caso de incidencias es menor que en si los tuviéramos concentrados.

—¿Se prevé cerrar alguno a corto plazo?

—No, la última reorganización se hizo en los años 90. Ya no hay previsión de cerrar más. A mediados del siglo pasado, llegó a haber 80 cuarteles y ahora hay la mitad.

—¿Y el traslado de Armunia a Villaquilambre?

—No hay una previsión concreta. En estos últimos años, por las dificultades económicas, no ha habido momento de plantearse seriamente la construcción de nuevos cuarteles en la provincia.

—¿Resulta frustrante que los incendios intencionados apenas sean esclarecidos?

—Los incendios intencionados se investigan y sí que nos duele no poder recabar los suficientes elementos para presentarlos a la autoridad judicial y que sirvan de base para su condena porque es un delito muy grave que afecta a generaciones posteriores. Hace falta también colaboración ciudadana.

—Los robos en fábricas de quesos, embutidos... ¿Indican un mercado negro de productos de León?

—Fueron robos puntuales y en unas fechas concretas. Pensamos que no hay un mercado negro, pues los productos robados se distribuyen en un ámbito muy cercano a los autores.

—Resulta espeluznante que haya en León personas que trafican con seres humanos para explotarlos laboralmente. ¿Qué perfil tenían los detenidos?

—Son hombres españoles, de un nivel cultural bajo y suelen tener antecedentes policiales. Son casos importantes los ocurridos en León pero ocasionales.

—¿Qué protección se ofrece a las víctimas de trata con fines de explotación sexual?

—En este tema, la labor preventiva es fundamental: intentamos localizar a todas las personas que estén en riesgo de ser víctimas. Nos entrevistamos con ellas, las informamos, asesoramos y las ponemos en contacto con asociaciones u otras personas como abogados o psicólogos. Si sospechamos que una persona puede estar sufriendo un delito, lo investigamos, instruimos diligencias y procedemos en su caso a detener a los autores. También tenemos en León un interlocutor en permanente contacto con otros colectivos que luchan contra la trata de seres humanos.

—¿Qué ha supuesto la ley de violencia de género para atajar el problema en zonas rurales?

—La ley de 2004 supuso hacer público lo que hasta entonces era un problema privado. Empezaron a tomarse medidas integrales para las víctimas.

—¿Es más complicado denunciar en el mundo rural?

—El despliegue y la confianza que da la Guardia Civil lo facilita. Las mujeres que son víctimas denuncian, pero si eso no fuera suficiente, la Guardia Civil, cuando tiene conocimiento de un hecho de este tipo, puede actuar de oficio. Cualquier ciudadano que observe un caso también puede denunciar. A veces que vemos que la víctima es reticente a denunciar. En ese caso, tenemos obligación de seguir diligencias de oficio aunque la víctima no quiera.

—¿Se merecen el eco que se da a las denuncias falsas?

—No, rotundamente no. Las simulaciones de delito existen en la violencia de género igual que en cualquier otro delito y hemos de actuar. Pero esos casos no pueden nublar el grave problema de la violencia de género.

—¿Cuál ha sido el momento más difícil como jefe en León?

—El fallecimiento de compañeros en acto de servicio. Se recuerda permanentemente por más que pase. Todos los guardias civiles sabemos el compromiso que adquirimos cuando ingresamos en el cuerpo pero es terrible para las familias vivir una experiencia de estas porque en el fondo son ellas las que tienen que soportar nuestro compromiso de servir a España y a los españoles.

—¿Qué aprendió en la misión de Kosovo?

—Ahora valoro de distinta manera lo que tenemos en España. Tenemos mucha suerte de vivir en España con nuestro sistema democrático de derechos y nuestras garantías. No todo el mundo puede decir que tenga esta forma de vivir.

—Pese a la que está cayendo con el conflicto de Cataluña.

—Aún así. A ver cómo se desarrolla. Es una cuestión política y judicial que está evolucionando. Nosotros estamos a las órdenes del Gobierno y de los jueces.

—¿Es útil el trabajo que hace Naciones Unidas?

—Creo que la ONU pone todos los medios a su alcance para que las cosas no vayan a peor, siempre respetando las peculiaridades de cada zona en conflicto. Estoy seguro de que sin la intervención de la ONU muchos conflictos hubieran ido a peor.

—¿Cuál ha sido el cambio más importante de la Guardia Civil desde que entró en el cuerpo?

—La ley orgánica de fuerzas y cuerpos de seguridad de 1986, que determinó que nuestra actuación debe ser en funciones eminentemente policiales, bien en el marco judicial o administrativo. Nos dio como auténtica misión en nuestra sociedad democrática la de garantizar el libre ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Constitución del 78 y la seguridad ciudadana, sin perjuicio de la condición militar que nos hace depender para algunas cosas del Ministerio de Defensa.

—¿Qué porcentaje de mujeres hay en la Benemérita en León?

—Tenemos pocas, son 60 mujeres que suponen sólo el 5%. Pero las hay desde guardia civil a teniente. El puesto principal de Armunia, el mayor de la provincia en seguridad ciudadana, está al mando de una mujer. Todos los semestres se realizan cursos de igualdad en la Comandancia.

—¿Las mujeres no encuentran actrativo ser guardia civil?

—No lo sé, pero hay igualdad a la hora de opositar entre hombres y mujeres, así que entiendo que es algo ajeno a la institución. Entran pocas mujeres, pero es que son pocas las que opositan.

—¿Cúal  es la labor más callada del cuerpo en León?

—El servicio que realizamos a la sociedad es la más visible y la gestión de los recursos humanos y materiales, sobre todo en esta época de crisis, la más callada. Ha habido que esforzarse mucho para que con menos recursos seamos más eficientes.

—Los cambios sociales, ¿aconsejan que Cuerpo Nacional y Guardia Civil se fundan en una sola fuerza?

—Es un tema recurrente, pero yo voy a apelar a nuestros 175 años de historia. Hemos vivido grandes cambios sociales a lo largo de la historia y hemos mantenido el nombre y las misiones. Quiere decir que hemos cumplido con todos los objetivos que nos han dado los gobernantes de cada época.

—¿La productividad de los agentes de tráfico se mide en multas?

—La productividad está asociada a muchos elementos: auxilios, intervenciones en accidentes, escoltas en convoyes de materiales peligrosos, detenciones y uno de los elementos es la confección de denuncias porque un guardia civil que realice su servicio lo normal es que observe infracciones y si es así tiene que denunciar. No somos recaudadores y de hecho muchas veces somos flexibles.

—¿Hay muchos guardias civiles de baja laboral?

—Los valores están dentro de la ratio normal de la población general. No hay una incidencia de resaltar en esta Comandancia.

—¿Hay muchas personas de baja por depresión?

—Las hay que están de baja por este motivo, pero no se puede establecer una relación directa con el servicio. Puede afectar igual que las circunstancias personales de cada uno. Los guardias civiles no dejamos de ser personas.

—¿No vemos que detrás de un uniforme hay una persona?

—Claro, y debido a las especiales funciones que tenemos siempre que hay una baja psicológica se relaciona con motivos profesionales. A lo mejor no es así. Desde luego, nuestro trabajo es delicado y puede afectar a nuestra personalidad pero no tiene por qué ser una regla general. Cierto es que muchas veces tratamos con la cara más lúgubre de la sociedad y eso llega un momento que puede calar en ciertas personas.

—Habrá sido triste ver cómo ha quedado el sector minero, viniendo de una cuenca.

—Es triste ver lo que fue y lo que queda ahora, aunque ciudades como Mieres han mejorado en vías de comunicación, ha evolucionado al margen de la minería, tiene otras cosas y puede ser una ciudad dormitorio de Oviedo.

—¿Cómo vivió las intervenciones y cargas durante las movilizaciones mineras?

—Los conflictos de orden público y seguridad ciudadana son el recuerdo más duro que tengo del servicio. Los conflictos sociales tienen una vertiente de reivindicación, pero cumplimos las instrucciones del Gobierno ante hechos que eran ilegales.

—Personalmente, ¿cómo afrontó el servicio cuando estuvo en lo que hoy es el GRS?

—Fue una etapa en Valencia con intervenciones menos relevantes. Uno asume que es su trabajo. Estamos para cumplir nuestra misión, que siempre está amparada por la ley. Lo que uno pueda pensar en su fuero interno respecto al conflicto no puede influir.

—¿El operativo antiyihadista se ha reforzado a raíz del atentado de Barcelona?

—Dentro del nivel de alerta terrorista declarado y que se mantiene vigente se han tomado medidas excepcionales de refuerzo. No obstante, la sociedad de León debe estar tranquila pues las fuerzas y cuerpos de seguridad velamos continuamente por ello.

SANGRE BENEMÉRITA.  Julio Andrés Gutiérrez, hijo y nieto de guardias civiles, se puso el tricornio con 18 años. El teniente coronel al frente de la Comandancia de León es asturiano y de cuenca minera y lleva 14 años en León. En estos días de polémico despliegue en Cataluña defiende la su actuación y reivindica el carácter benemérito del cuerpo

tracking