una despensa sin rival
‘And the winner is...’ León
La delegación leonesa presente en Madrid no pudo contener la alegría cuando se desveló el nombre de la ciudad que reemplazará a Huelva.
Lo dijo la presidenta de Paradores, Ángeles Alarcó. Dijo ella: «León...». No fue, todo hay que decirlo, un: «Pedroooo» a lo Penélope Cruz, que podía, pero todo el mundo se puso mirando para León, capital española gastronómica. Y Cuenca perdió. Ramón Villa, de la Academia Gastronómica de León se abrazó con Pedro Llamas, concejal de Comercio, Consumo y Fiestas, como cuando hay un gol importante. Y Genaro Martínez, diputado de Turismo de la Diputación de León, mantenía la calma de la felicidad lanzando el primer mensaje de que León es una despensa provincial única.
Tal vez, porque hay que aspirar a más, lo irrepetible son las lámparas del palacio de Fernán Núñez, o el jamón de Huelva de la predecesora capital que después se pudo degustar. Pero desde ayer se sabe que el año que viene León será quien reparta juego para disfrutar no sólo en el plato de los placeres de una ciudad y provincia, que ofrece tanto que, ayer al final, los protagonistas del logro se relajaban: «Si es que nos lo merecíamos. Llevábamos el mejor proyecto», decían haciendo balance.
Pero antes de conocer el veredicto, había incertidumbre. Juan Flecha, de la Guía Gastronómica de León, que junto a otras entidades e instituciones han trabajado para materializar el logro conseguido ayer, se mostraba confiado pero con cautelas: «Deberíamos ganar. Pero a ver...», afirmaba.
Aunque después de saber que León ya sería la capital del año que viene, tenía ganas de ponerse manos a la obra: «Lo importante es el contenido que le demos a la despensa y gastronomía que tenemos y consolidarlo para años posteriores», aseguraba Flecha.
El acto celebrado ayer en el palacio Fernán Núñez, al lado del Reina Sofía y Atocha, en la capital de España, contó hasta con el suspense del retraso a la hora de conocer quién era la capital ganadora.
Casi media hora de incertidumbre para descifrar si los zarajos, el morteruelo, la caza o los níscalos de Cuenca eran más importantes que la cecina de León.
Pero una vez que los representantes de la entidad que gestiona este reconocimiento aparecieron en el escenario, lo único que cada uno esperaba escuchar era o Cuenca o León. Cuenca volvió a quedar finalista, y van dos. Y León llegó y besó el santo.
