Ónega: «En mi casa no entra otro chorizo que no sea de León»

La unión de Fernando Ónega con León está escrita desde que era pequeño. Con recuerdos vinculados a leoneses que conoció de niño, como el veterinario que cuidaba a su vaca Capitana — gracias a los 30 litros de leche que daba y al esfuerzo de su madre reconoce que pudo estudiar—, al sabor de los productos de León que llevaba a Lugo el tío Ramiro, quien trabaja como mozo de tren, y con quien vivía mientras estudiaba el Bachillerato. También a los viajes que su padre hacía a Cacabelos, «por aquellas carreteras infernales» a comprar vino y ya de mayor Luis de Olmo. «Es una ligazón de afectos a lo largo de mi biografía», reconoce el locutor lucense, quien considera que el reconocimiento recibido ayer por la Diputación de León le ha emocionado tanto a él como a su familia, quien le acompañará, «seguro», al acto oficial que previsiblemente se celebrará a principios de año.

«Te pueden dar medallas, diplomas, banquetes... pero inscribirte como hijo te hace tocar la gloria y si además es de León, de la tierra y la gente a la que tanto quiero, eso significa mucho y a partir de ahora, cuando vaya hacia Lugo, adelantaré mi llegada a casa al pasar por León», resumió el locutor, tras remarcar que la decisión tomada por la Diputación «es una de las cosas más grandes a las que se puede aspirar, sobre todo si viene de un pueblo o una ciudad y no digamos, como en este caso, de una provincia».

Ónega ha alimentado su amor por León también a través de los productos de la tierra, de los que se declara «un enamorado», además de destacar que nunca ha encontrado «buena gente y tan agradecida» como los leoneses. «Los productos leoneses me gustan mucho y en mi casa no entra un chorizo que no sea de León», asegura para recordar que tiene «proveedores» fieles como los dulces de Conrado en La Bañeza y tras indicar que es «el primer consumidor de España de las mielinas de Astorga», sin olvidar las mantecadas o los nicanores o el vino del Bierzo que probó desde niño «y que está entre lo grandes». «La cantidad de León que hay en mí la he ido alimentando en todos los sentidos», concreta entre risas.

Fueron sus amigos leoneses los que empezaron a comentarle que algo le estaban preparando, «aunque no sabía ni qué ni quién, pensé que sería una medallita». Después recibió la llamada del presidente provincial, Juan Martínez Majo, quien le informó directamente de «la perversa idea» de nombrarle hijo adoptivo, lo que no dudó ni un segundo en aceptar: «Si es necesario soy capaz de ir andando».