salvar el marchamo de calidad
La Junta evita la desaparición del sello Cecina de León
Diseñará un plan de acción con la nueva dirección para relanzar la marca tras su crisis.
a. g. Puente | redacción
El descontrol del sello Cecina de León, con la decisión de industriales del Consejo Regulador de la IGP de desboblar su línea de producción y destinar una de ellas a la elaboración de piezas fuera del control de la etiqueta, provocó en su día la dimisión en bloque de toda la junta directiva, además de abrir la mayor crisis de la historia del marchamo. La deriva del sello comenzó a pasar factura incluso antes cuando empresas decidieron darse de baja de la IGP, hasta tal punto que el sello perdió la mitad de sus firmas y su producción se desplomó prácticamente un 50%.
Con la dirección descabezada (finales de la primavera de 2015), la Junta impuso de inmediato una gestora que ahora deja paso a la nueva cúpula, tras el proceso de renovación del consejo regulador con la cita electoral. José Luis Nieto vuelve a estar al frente de la IGP, un papel que ya protagonizó durante dos mandatos en dos etapas diferentes.
Él, junto con otros cinco representantes de empresas integradas en el sello, conforman el nuevo pleno del Consejo Regulador, tienen la misión encargada por la Junta de salvar el marchamo de calidad. «Los seis, juntos, tenemos el compromiso de arreglar esto», dijo Nieto. Anunció también que el día 30 de enero la consejera de Agricultura, Milagros Marcos, estará en Astorga para mantener un encuentro con el Consejo Regulador y diseñar «codo a codo» un plan para relanzar el marchamo, con el objetivo de «trazar las líneas básicas de un planteamiento para la marca a medio plazo y que comience de nuevo a crecer con más piezas certificadas en el mercado».
La Junta, según desveló ayer Nieto, pidió a un grupo de industriales unidos al sello que capitanearan esta nueva etapa para relanzar la etiqueta de calidad y evitar su desaparición. «Queremos proponer a la consejera una norma no sólo para la Cecina de León, sino también para otros sellos con el fin de aplicar una serie de medidas correctoras y evitar cosas que ahora no funcionan».
Según los últimos datos de la IGP, la producción anual de Cecina de León ronda las 80.000 piezas, después de que en 2007 alcanzara la cifra récord con 140.000; suma diez productores (llegó a contar con más de veinte). La búsqueda de rentabilidad del producto ha provocado que parte de los empresarios que en su día integraban la marca optaran por sacar cecina a la venta a través de la denominada línea B: piezas no certificadas en cuya elaboración se utilizan partes del vacuno no incluidas en el marchamo oficial. Además, su tiempo de curación también es menor, al igual que el desperdicio y el precio. Precisamente este fenómeno es el culpable de que la IGP haya perdido casi el 50% de su producción certificada. Las discrepancias entre los ortodoxos de la marca y los partidarios de la línea B abrieron una fractura en el sello.