«El Valle de los Caídos debe quedar, pero sin los restos de Franco y José Antonio»

Rogelio Blanco apostó por no derruir el Valle de los Caídos y buscar que sea un lugar de reconciliación; eso sí, después de sacar las tumbas de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera.

Blanco cree que el Gobierno de Zapatero intentó «no molestar» a los sectores más beligerantes que se oponían a la Ley de la Memoria Histórica, algo que con la perspectiva del tiempo se debería haber hecho de otra manera. «Se debería haber actuado con más diligencia», explicó el exdirector general del Libro en el aco.

Lo que ocurre ahora es, a su juicio, «un insulto» para las víctimas, «porque los muertos sólos los puso uno», pero no es partidario de su derribo sino de su conservación «para que sonroje a quien corresponda».

En ese sentido, Javier Alfonso Cendón tiene el mismo planteamiento y la misma exigencia de que se retiren los restos de Franco y José Antonio. «No puede seguir siendo un homenaje a ambos».

La Ley de Memoria Histórica recibió la aprobación del Congreso de los Diputados el 31 de octubre de 2007, tras el visto bueno del Consejo de Ministros del 28 de julio de 2006, bajo mandato de Zapatero. Contó con un amplio consenso ya que sólo tuvo el voto en contra del PP y de ERC. Su primera frase apela al «espíritu de reconciliación y concordia, y de respeto al pluralismo y a la defensa pacífica de todas las ideas, que guió la Transición, y que nos permitió dotarnos de una Constitución, la de 1978, que tradujo jurídicamente esa voluntad de reencuentro de los españoles».