La Junta crea una nueva vía para detectar violencia de género en colegios y en el hogar
Los profesores deben acudir directamente al Ceas si sospechan que uno de los alumnos está siendo maltratado.
A. Calvo | León
Garantizar su seguridad y un acompañamiento emocional será uno de los primeros pasos que deberán dar los profesores y los miembros de los centros educativos si detectan que una de sus alumnas está siendo víctima de violencia de género. Si el agresor es del mismo centro, se informará a su familia y se iniciarán medidas para corregir esa conducta. Estos son algunos de los puntos que incluye la Guía de actuación para la detección de la violencia de género que ayer presentaron los consejeros de Educación, Fernando Rey, y la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Alicia García, en la que se ofrece a los docentes información y pautas de cómo actuar, además de indicadores sobre violencia de género, en la que se especifica que, una vez que se detecte o se sospeche que existe una situación de violencia —tanto sobre una alumna por otro alumno como dentro del ámbito familiar— el centro educativo debe dirigirse directamente a los Centros de Acción Social, conocidos como Ceas.
Los consejeros incidieron en que se trata de dotar a los miembros de la comunidad educativa «de una herramienta» y que se complementará con un protocolo concreto de actuación que se aplicará a todos los centros educativos de Castilla y León, en el que actualmente están trabajando y que pretender poner en marcha con carácter experimental a lo largo de este mismo curso. A su vez, los docentes recibirán formación especializada y se abrirá un sistema de información compartida dentro del sistema informático de los Servicios Sociales para facilitar la coordinación entre los profesionales de la Educación y los de los Servicios Sociales.
El consejero de Educación señaló que el ámbito educativo «es un entorno excelente para educar en la igualdad y, por tanto, luchar contra cualquier tipo de desigualdad conducente a inequidad y violencia en cualquiera de sus manifestaciones». García, por su parte, apuntó que se establecen las pautas de detección de posibles situaciones de violencia de género, «prestando especial atención a alumnas de Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional Básica, ya sea un posible caso ejercido por un alumno del mismo centro o de alguien ajeno a él».
En el caso de que se detecte que un alumno procede de un hogar en el que existe maltrato, la intervención «desde el ámbito educativo debe empezar por garantizar la seguridad de los niños y niñas que son víctimas de la violencia ejercida en la familia», según se incide en la guía presentada ayer, para dar aviso también al Ceas correspondiente.
Falsos mitos
«Lo que ocurre dentro de una pareja es un asunto privado; nadie tiene derecho a meterse»; «Si una mujer es maltratada continuamente, la culpa es suya por seguir conviviendo con ese hombre»; «La conducta violenta es algo innato, que pertenece a la esencia del ser humano. Los hombre son más violentos por naturaleza»; «Un hombre no maltrata porque sí; ella habrá hecho algo para provocarle»; «Si tienen hijas/os, hay que aguantar los maltratos por su bien», estos son algunos de los ‘falsos mitos’ que deben desterrarse según la guía presentada ayer, que también contempla «la violencia de género 2.0».
Además de la aparición de evidencias físicas, los docentes deben estar alertas si detectan cambios bruscos en la conducta de los alumnos, faltas injustificadas y repetidas, se muestra muy responsable tanto con las tareas del hogar como con el cuidado y crianza de hermanos o hermanas menores, están en continua alerta, alarma o tensión e intentan pasar desapercibidos, se muestra receloso en volver a casa o manifestación de problemas de aprendizaje que antes no existían, son algunos de los detalles que deben poner en alerta a los profesores, según se enumera en la guía, que incluye actuaciones preventivas junto con un teléfono para los docentes.