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León ■ Empleo

«La hostelería es lo único que hay»

Los bares y restaurantes ofrecen empleos marcados por la temporalidad a los que muchos leoneses se acogen porque los ven como la única salida en un mercado muy difícil.

La hostelera ha mejorado los datos de desempleo

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León

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Tiene 42 años y a los 14, Jesús Rueda López, comenzó a trabajar en la hostelería. Después, estuvo quince años en la mina y ahora, después de que cerrarán la Hullera Vasco Leonesa ha tenido que volver a buscarse la vida. El regreso, hace ya dos años, al primer sector laboral que conoció está marcado por la temporalidad, con trabajos en Navidad, verano y Semana Santa. «No buscaría en otro sector, porque en León, la hostelería es lo único que hay», destaca el camarero mientras saca las cucharillas del café del lavaplatos en el Mesón La Perla, en la calle La Rúa. «Él ya había trabajado aquí y Semana Santa es la época de trabajo más fuerte en León en las hostelería», señala su jefe, Tani Ortiz, mientras el camarero pone un corto con la tapa de embutido que le pide el cliente. Jesús está de suerte, su jefe explica que para los días fuertes de Semana Santa contrató a tres personas de refuerzo, de ellas, tan sólo queda el camarero que no para de trabajar mientras su jefe señala que este año, el negocio durante las procesiones «ha sido bastante más bajo que otros años».

Muchos de los contratos que se realizaron en la hostelería concluyeron el pasado domingo y, por lo tanto, muchos de ellos comenzaron ya el pasado lunes a desfilar por las oficinas del Ecyl para volver a poner al día su situación laboral y comenzar la búsqueda de un nuevo empleo, sea de lo que sea, aunque con mayores garantías y estabilidad.

«Realmente busco de lo que sea, pero en León casi no hay otra cosa», comenta Elena Blanco, de 19 años, mientras entra a la oficina del Ecyl para ir a fichar. De momento, está realizando unas prácticas a través de la Asociación Valponasca en el Restaurante LAV, pero señala que «el futuro está difícil y lo bueno de León es que hay, al menos, trabajo en la hostelería y aunque no querría trabajar toda la vida en este sector, de momento es lo que hay».

Tuvo que dejar su trabajo de fontanero cuando quebró la construcción y junto con su mujer, José Luis Fernández, de 32 años, dio el salto a una panadería. «Una vida difícil, trabajas como en cualquier otro trabajo, pero como panadero lo más complicado son los horarios, porque tienes que cambiar tu ritmo de vida y vas al contrario que el resto», explica este joven que ayer acudió a la oficina de empleo acompañado de toda su familia, su mujer y sus dos pequeños.

«Todo está parado y sólo hay picos en épocas festivas en el sector de la hostelería», reconoce el joven que reconoce que busca «activamente empleo» desde el pasado 28 de diciembre, cuando a él y a su mujer les dijeron que cerraban el negocio en el que trabajaban. Busca lo en que sea y con espíritu positivo dice: «Negro no lo puedes ver, pero encontrar un puesto ahora es muy complicado». Su mujer y él no quieren agotar el paro, que les llegará hasta agosto, pero mientras él busca un nuevo puesto de trabajo aprovecha «para estar más tiempo con los pequeños», un niño y una niña, de 10 y 2 años, que disfrutan de sus padres en estas vacaciones.

Jorge Solís ha estado los últimos trece años trabajando en una tienda de deportes —anteriormente había estado otros trece también en otra tienda de deportes—, hasta que cerró esta semana. Él está esperanzado, ya ha comenzado a negociar otro trabajo.

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