El penúltimo episodio de declive se atendió con 2,1 millones
En poco más de quince años de vida, la A-66 acumula ya otras experiencias de tratamiento de choque contra sus deficiencias estructurales; nunca tan profundas como estas que ocupan al carril derecho, en la calzada que lleva el sentido decreciente de la circulación. El penúltimo episodio de declive se atacó a partir de 2015; la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Fomento destinó entonces casi 2,2 millones de euros a reparar grietas a lo largo de medio centenar de kilómetros en las dos calzadas de la autovía. Tres años después, la León-Benavente vuelve a estar bajo el foco de la necesidad del bisturí. De la intervención en esta autovía depende la circulación diaria de más de diez mil vehículos; el corredor es esencial para la comunicación de León y Asturias con el centro.