Diario de León

León ■ Sanidad

«Desmantelan la unidad del dolor y me acusan de una praxis temeraria»

El excoordinador del servicio, Emilio Bronte, rompe su silencio, pone una denuncia en los juzgados y anuncia que defenderá su honor.

El anestesista Emilio Bronte, durante una intervención en la Unidad del Dolor. JAVIER SUÁREZ-QUIÑONES

El anestesista Emilio Bronte, durante una intervención en la Unidad del Dolor. JAVIER SUÁREZ-QUIÑONES

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carmen Tapia | león

El excoordinador de la Unidad del Dolor, el anestesista Emilio Bronte, rompe su silencio para denunciar el «desmantelamiento» de un servicio «pionero en España» del que fue apartado el pasado 19 de febrero tras ser acusado por un compañero de «práctica temeraria en el ejercicio de mi profesión». El gerente del Hospital de León, Juan Luis Burón, tomó la decisión de sacar al especialista de la unidad de la que era responsable desde el año 2014, tras el enfrentamiento con el compañero—que también está fuera ya del servicio— que le acusó verbalmente en el despacho de la Gerencia y puso en duda la utilidad de la colocación de las bombas de infusión intratecal de morfina a un paciente que falleció poco después. «Me acusó de ser el causante de tres muertes», asegura Bronte, tras lo que inició acciones legales que llevaron a la apertura de un expediente administrativo. «Tenemos el acto de conciliación en los próximos días, si no se retracta seguiré adelante con la querella criminal. No pararé hasta defender mi honor».

Tras la salida de Bronte del servicio — «que me dijeron sería temporal hasta que se aclarara todo lo ocurrido»— la dirección ‘fichó’ a otra anestesista que ya había ejercido en la unidad «y que se presenta a los pacientes como la nueva coordinadora, aunque no tiene nombramiento oficial».

Cambios en la asistencia

Este cambio de personal ha llevado a una nueva política en el tratamiento del dolor en el Hospital de León con la supresión de técnicas como la epiduroscopia, una práctica novedosa contra el dolor incorporada al servicio en el año 2015 que sólo hacen los hospitales de alta cualificación y volumen de asistencia en España y que Sacyl impulsa en el Hospital Río Hortega de Valladolid. Los pacientes denuncian desatención y la anulación de procesos quirúrgicos como la epiduroscopia o la implantación de neuroestimuladores, tal y como adelantó este periódico en una noticia publicada el 5 de abril. Las denuncias de los afectados están en Atención al Paciente y el Procurador del Común. Los procuradores leoneses del PSOE y Podemos tienen registradas preguntas en las Cortes autonómicas sobre el funcionamiento de la Unidad del Dolor de León .

Técnicas

La Gerencia del Hospital asegura que el funcionamiento de la unidad no ha cambiado y que las modificaciones en los métodos para combatir el dolor se hacen «en base a evidencias científicas y se utilizan otras técnicas igual de efectivas y con menos efectos secundarios». Bronte lo niega. «Mienten» —afirma— «no hay técnicas más novedosas. No las hay. Ponen en duda mi profesionalidad y no me voy a quedar callado». Amenaza con llevar a los tribunales «a quien dude o extienda rumores sobre mi profesionalidad o me acuse de gastar dinero innecesariamente. Voy a ejecutar las acciones legales pertinentes contra el que ponga en duda mi honor y mi práctica clínica. Dice el gerente que se utilizan 50 técnicas para tratar el dolor en el Hospital de León cuando en realidad sólo hay seis, que son las que yo utilizaba». Bronte menciona la neuroestimulación, las bombas de infusión de morfina, infiltraciones con anestésicos y corticoides, epiduroscopia y epidurolisis. «Ésta última, que ahora quieren recuperar, como la radiofrecuencia, la dejé de practicar porque es lo mismo que la epiduroscopia pero se hace a ciegas, es decir, sin cámara, por lo que puede tener más riesgo. La radiofrecuencia es una técnica de hace veinte años».

Bronte asegura que la Unidad del Dolor no está en la cartera de servicios del Hospital «y carece de un presupuesto oficial».

Los tratamientos contra el dolor supusieron en el año 2016 un gasto de 500.000 euros, la mayoría en implantes y epiduroscopias. «En 2017 el gasto en este concepto subió a 600.000, aunque el presupuesto total de la unidad fue de 900.000 euros. Había conseguido hacer más implantes con menos dinero gracias a los convenios con las empresas por lo que pudimos tratar el dolor a más pacientes. Las cuentas están claras. Informé por escrito y en sesiones clínicas, en las que ofrecía los resultados de los tratamientos, que están entre los mejores del país».

El éxito, según Bronte, se mide en el 97,8% de pacientes a los que les funcionaron los neuroestimuladores, bombas y el diagnóstico con epiduroscopias; al 85% a los que aliviaron el dolor durante un mes, y al 40% que mejoraron durante tres meses».

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