El Incibe alerta de nuevos riesgos asociados a los móviles
Los ciberdelincuentes se centran en el uso malintencionado de los asistentes.
dl | león
El Instituto Nacional de Ciberseguridad alertó ayer los riesgos asociados a la utilización de los asistentes de los dispositivos móviles, puesto que en ocasiones han sido foco de un uso malintencionado por parte de terceras personas o ciberdelincuentes.
El Incibe recordó en un comunicado que actualmente se pueden encontrar en el mercado multitud de asistentes personales que pueden ser configurados, tanto en dispositivos móviles como en dispositivos específicos como pueden ser Google Assistant, Amazon Alexa, Apple Siri, Samsung Bixby o el asistente de código abierto Mycroft, entre otros.
Estos asistentes funcionan con las tecnologías de reconocimiento automático de voz o ASR (Automatic Speech Recognition), y de comprensión del lenguaje natural o NLU (Natural Language Understanding).
La primera de ellas permite que el asistente inteligente reconozca la voz que escucha de forma pasiva, mientras que la segunda facilita la comprensión del mensaje que ha recibido.
Aunque estas tecnologías han despegado de forma exponencial en los últimos años, vienen desarrollándose desde la década de los 50 del siglo pasado.
Aunque son muchas las ventajas que proporcionan, también existen diversos riesgos relacionados con el uso de los asistentes inteligentes y los dispositivos conectados a ellos como electrodomésticos o enchufes inteligentes si se produce el uso malintencionado por parte de terceras personas o ciberdelincuentes, alertó el instituto.
Por ejemplo, un asistente puede ser activado sin la clave de activación utilizando unas palabras o frases que fonéticamente se pronuncien de forma similar a dicha clave, y con ello se consigue operar con el asistente.
Los asistentes inteligentes pueden ser configurados para reconocer la voz de sus dueños y actuar sólo bajo las órdenes de sus voces, sin embargo, voces con entonación parecida, como puede ser un familiar o un animal que reproduzca voces humanas, como un loro, podrían llegar a interactuar con los asistentes. Además, los sistemas también pueden ser controlados desde fuera del domicilio donde se encuentran, por ejemplo, a través de un megáfono. Estos factores podrían acceder a datos como la agenda o la lectura de un mensaje o correo.