Diario de León

«Hay que corregir la anomalía democrática»

EMILIO SILVA / ASOCIACIÓN PARA LA MEMORIA HISTÓRICA

Emilio Silva.

Emilio Silva.

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A. CALVO | LEÓN
León

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«Por fin ha llegado el momento». Así de contundente y esperanzado se muestra el presidente de origen leonés de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva, ante el anuncio realizado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de retirar los restos de Franco del Valle de los Caídos en julio. «Simbólicamente, es un gesto muy potente para la democracia conseguir que Franco salga de un espacio público», añade y pone como ejemplo que dictadores como el portugués Salazar o el italiano Mussolini «están en tumbas familiares y son sus familias las que sufragan el coste». A ello suma que ya en España, en Navarra, ya ocurrió lo propio con los generales Mola y Sanjurjo. Silva asegura que es la familia del dictador la que deberá decidir dónde quieren enterrar sus restos, «de igual forma que cuando una familia pierde a un ser querido; siempre se ha dicho que Francisco Franco no quería ser enterrado en el Valle de los Caídos». Es más, incide en que la exhumación del dictador es algo que la asociación lleva pidiendo durante años y destaca que este hecho es fundamental para corregir el maltrato a las víctimas, «a las que el régimen les quitó todo». «La familia de Franco puede estar más o menos de acuerdo, pero el Estado tiene sus herramientas para que los restos del dictador salgan de la basílica», anuncia el presidente de la asociación. Una de las opciones posibles sería la capilla en el cementerio madrileño de Mingorrubio, cercano a El Pardo, donde yace Carmen Polo, esposa del dictador.

Silva considera que exhumar los restos de Franco servirá para corregir «una anomalía democrática», a lo que añade que el «Estado está pagando con nuestros impuestos, incluidos los de las familias de las víctimas del franquismo, la tumba para glorificar a un dictador; esto es un agravio y un maltrato, porque además muchas familias no han tenido ninguna ayuda para encontrar a sus familiares».

Emilio Silva remarca que el Gobierno de Sánchez ya ha hablado con la familia y con la Iglesia —titular de la basílica donde está enterrado el dictador— y que el traslado de los restos tras la exhumación «no debería seguir ningún protocolo como jefe de Estado, ¡faltaría más! El Estado no debe rendir homenaje a quien negó la democracia mediante la violencia», comenta el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, quien recuerda que también es necesario retirar del Valle de los Caídos los restos de José Antonio Primo de Rivera.

«El Valle de los Caídos debería ser, como cualquier campo de concentración, un espacio para contar su propia historia, en el que se cuente para qué se usó, quién lo hizo, cómo se hizo, que se construyó con el trabajo esclavo de presos políticos o cómo Franco pagó para que excombatientes políticos de Europa —como los nazis— se reunieran allí», explica Silva, para añadir que también podrían utilizarse los Nodos o audiovisuales con testimonios de aquellos que levantaron el valle, «debería ser como un libro de texto». Para Emilio Silva convertir el valle en un «lugar para la reconciliación» no sería viable, porque «aunque suena precioso, al final son palabras vacías. Dicen que en la transición se superó todo, pero aún hay 14.000 personas en fosas comunes».

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