INFRAESTRUCTURAS
El puente de Fernandez Casado en la AP-66 se somete a revisión constante
Aucalsa considera que está «en perfectas condiciones» y descarta un caso como el de Génova
El puente de la AP-66 ubicado en Barrios de Luna «se encuentra en perfectas condiciones y es constantemente auditado», según señalaron fuentes relativas a Aucalsa, preguntadas por las medidas que se adoptan en la autopista de peaje León-Campomanes para evitar que sucedan en León casos como el de Génova.
Construido para salvar el embalse, es un puente atirantado especial de 440 metros de luz. En su momento la obra estableció un nuevo récord mundial de luz para puentes de estas características con tablero de hormigón y también, para los realizados utilizando en su construcción hormigón pretensado como elemento resistente.
Ahora, al hilo de los recientes sucesos ocurridos en Italia, se planteaba la posibilidad de que se procediese a la sustitución de los tirantes que han convertido a la estructura en una de las imágenes icónicas de la autopista de pago. Según publicó ayer el diario asturiano La Nueva España, las labores se acometerán el año que viene. El departamento de comunicación en el que la concesionaria delega la labor de relaciones con los medios informativos, se limitó a explicar de forma lacónica el correcto estado de la estructura actual y los planes periódicos de revisión.
El puente se compone de tres vanos de 66, 440 y 66 metros de longitud y dos estribos-contrapeso de 34 metros cada uno. Su anchura es de 22,5 metros y las dos torres que lo sustentan tienen una altura de 102,3 y 117,3 metros, respectivamente.
En la red nacional española existen actualmente unas 22.500 obras de paso, las cuales han sido todas inspeccionadas en los últimos cinco años. Según una guía elaborada por el Ministerio de Fomento, la gestión de las obras de paso (entre las que se encuentran puentes, carreteras y demás) se lleva a cabo mediante el inventario de las infraestructuras de la red y su inspección periódica en tres niveles de estudio diferenciados: inspecciones básicas, principales y especiales. Así, una vez realizada la inspección, se establecen las prioridades de reparación. Un proceso que, según explica Fomento, es muy similar al del resto de Estados miembros de la Unión Europea.
INSPECCIONES
En principio, Fomento prevé dos tipos de inspecciones: la básica o rutinaria, que se realiza cada quince meses, y la principal, una revisión en profundidad que se efectúa cada cinco años. En caso de que se encuentren deficiencias, entra en juego un tercer tipo de revisión: la especial, orientada a buscar soluciones para los defectos detectados y un programa de mantenimiento que los solvente.
La inspección básica, también llamada rutinaria, consiste en una revisión visual por parte de «personal no especializado», según explica la guía del Ministerio de Fomento.
Así, se explica que con esto se consigue realizar una detección precoz de deterioros visibles y prevenir que estos devengan en problemas más graves. Y, además, es el tipo utilizado para las inspecciones más urgentes. La principal, en cambio, es una completa auscultación de la estructura que toma como referencia la denominada inspección cero, la que se efectúa antes de la puesta en servicio del puente o viaducto para poder comparar sus valores a medida que pasa el tiempo. En algunos casos -en las denominadas inspecciones detalladas- son necesarios medios especiales para analizar los elementos de la estructura que no son accesibles o visibles, por lo que es necesario habilitar pasarelas de inspección o grúas. Las inspecciones especiales incluyen ensayos, mediciones y todo tipo de medidas para afrontar las deficiencias.
Puente de García Ojeda en Ponferrada. L. DE LA MATA