300 litros por segundo, último balance del siniestro
Hace unos meses, la administración presentó el primer balance sobre la lucha que dijo haber emprendido contra el desastre ambiental que dejó a su paso la máquina que abrió el túnel. Y exhibió como una victoria haber rebajado a trescientos litros por segundo la cantidad de agua que escapa a las galerías del tren que le llevan a los valles asturianos. Trescientos litros por segundo en época de máxima fluctuación hídrica, en medio de una salida del invierno con precipitaciones abundantes que presidió la climatología leonesa hasta hace sólo unos meses; a lo largo de 2009, por los resquicios que desembocaron a los túneles se llegaron a contabilizar hasta 500 litros por segundo; una masa hídrica que se transforma en secuencia exponencial a la hora de evaluar el daño ocasionado al territorio privado de esa riqueza fluvial, por el que fluía en forma de manantial. Las masas de agua subterránea perdieron la totalidad de sus recursos.
Hace cuatro años se pudo rebajar, según Fomento, la cantidad de agua fugada a los 365 litros por segundo. La corrección en el arroyo de Alcedo se ofrece como explicación técnica para la merma de las filtraciones por el revoque de una veintena de socavones.
La última valoración ofrecida por Fomento a los vecinos de la zona norte de León estableció en trescientos litros por segundo el caudal del trasvase; la cifra mantiene el carácter de tragedia ambiental para el norte leonés, que desde hace trece años se percató de un desfalco para el que no ha habido solución.