Del aerogenerador V90 que hizo crecer la planta al cierre, en una década
Con las barquillas del modelo de aerogenerador V90 como ‘producto estrella’, la planta de Villadangos creció en producción y plantilla, apoyada también con ayudas públicas. Aunque no faltaba algún sobresalto a finales de año por la incertidumbre sobre la posible carga de trabajo para el siguiente ejercicio, los empleados reconocen unas buenas condiciones laborales y una estabilidad que ahora parece esfumarse y que dejaría un poso amargo en todo el entorno, según destaca la agencia Ical en un repaso a la evolución de la compañía danesa en León. DE la ilusión inicial a la frustración actual. Pablo Martínez acumula diez años de experiencia en Vestas, aunque su vida laboral comenzó a los 18. «Era una buena oportunidad, se vendió como la fábrica del futuro, de algo que iba a tener continuidad cuando se acabase el carbón», explica y tilda de «catástrofe» el cierre de la factoría, que todavía ve evitable. «Tenemos la esperanza de poder sujetarlos aquí», recalca este delegado sindical de UGT que detalla que necesitaría un amplio periodo de reciclaje para afrontar nuevos horizontes laborales y quizá un apoyo familiar más amplio, que no tiene en León e incide en que «tenemos unos cuantos trabajadores de entre 50 y pico años y 60 años que son los que peor van a quedar». La situación es más que complicada pero pretenden mantener la lucha a pie de fábrica mientras políticos e instituciones intentan evitar lo que para algunos, lamentablemente, es irremediable.
Fue en 2006 cuando se inauguró de manera oficial la planta de Vestas, la primera gran compañía que comenzaba a funcionar en el polígono industrial de Villadangos del Páramo, con una inversión inicial de diez millones de euros para generar 150 puestos de trabajo. Hoy hay 362 condenados.