Los trabajadores tratan de sumar a la protesta a las subcontratas para incrementar la presión
El comité de la empresa eólica Vestas está negociando con la representación laboral de las empresas auxiliares que suministran a la compañía de la multinacional danesa para que se unan a la protesta para intentar evitar el anunciado cierre de la factoría ubicada en la localidad leonesa de Villadangos del Páramo. Según ha informado el miembro del comité de empresa, Pablo Martínez, se trata de hacer la «mayor presión posible», ya que la pérdida de empleo por el cierre de la factoría afectaría no sólo a los 362 trabajadores que mantiene Vestas en plantilla tras liquidar los contratos de otros 180, sino a toda la fuerza laboral de las empresas auxiliares. Los ánimos en el campamento permanente instalado a las puertas de la fábrica para evitar la salida de motores estaban algo más altos respecto a la resignación de los últimos días.
La reunión mantenida por el comité con la Junta y el Gobierno y su indignación ante lo que han considerado una «deslealtad» de la empresa danesa con las administraciones españolas, quienes se enteraron del cierre de la planta en el último momento, han dado un halo de esperanza a los trabajadores.
Una implicación de las administraciones, que no obvia, el abandono al que han tenido sometidos a los trabajadores durante los dos últimos meses de conflicto laboral, desde que la empresa anunciará la deslocalización de tres de las cuatro líneas de producción a China y la India, ha apuntado Martínez.
«Nosotros lo veníamos advirtiendo desde hace semanas y las distintas administraciones se creyeron la versión de Vestas, que ya ha utilizado en otros países con el mismo propósito, por lo que ahora se sienten engañados, algo que sí puede jugar a nuestro favor», ha explicado el representante de los trabajadores. Según Martínez, en la reunión de ayer les informaron que la Junta y el Gobierno han enviado una carta a la dirección de Vestas para celebrar una reunión urgente, para lo que viajarán a Dinamarca para entrevistarse con la dirección de la compañía. «También nos trasladaron que si no obtienen una respuesta adecuada se dirigirían al propio Gobierno de Dinamarca», ha añadido Martínez. Por su parte, los trabajadores están convencidos de que la empresa ya había tomado la decisión y sólo se empeñó en sacar un motor adelante.