EMILIANO ALONSO SÁNCHEZ-LOMBAS
Un hombre pulcro con el servicio público
El conocido político y empresario Emiliano Alonso Sánchez-Lombas fallecía ayer a los 87 años de edad dejando un legado político y empresarial como pocos. Presidente de la Diputación entre 1971 y 1979, dirigente de la Cámara de Comercio, procurador en Cortes y dos cruces avalan su trayectoria..
paquita cobos (*)
Conocí siendo muy joven a Emiliano Alonso Sánchez-Lombas, por mi amistad con sus dos hijos mayores. Era la época en que los jóvenes empezábamos a reivindicar públicamente con especial intensidad los derechos, a ser muy críticos con el pasado, a postular la constitución como paradigma de nuestros ideales, y a considerar incluso que quienes ejercían autoridad por su condición de representantes públicos, aunque fueran padres de nuestros amigos, representaban todo lo que queríamos que en aquel momento cambiase.
Mi convivencia y mis discusiones con Emiliano padre, —así siempre le he llamado yo—, me permitió ya en aquella época darme cuenta de cosas que con el tiempo he podido reafirmar. Estar en las antípodas ideológicas no me impidió ver que no era sectario, o clasista. Era inteligente, tenía un concepto riguroso del servicio público, y sobre todo era respetuoso. Asi lo reconoce también mi padre, más o menos de la misma generación. Recuerdo que siempre respetó mis inclinaciones por lo social, las vinculaciones con lo no gubernamental, y mi empeño en esgrimir la pancarta de la defensa de los derechos fundamentales, lo que para otros era medio revolucionario.
Tenía la habilidad de no darte la razón directamente, pero su forma indirecta era muy gratificante: «Eres muy buena compañía para mis hijos», solía decirme. Siempre respeto, pero también afecto, que se ha mantenido hasta hoy. Y siempre agradecimiento con tono de recio leonés, que resultaba toda una expresión de ternura, cuando ya mayor, vivió pérdidas familiares muy tristes.
Te devuelvo ese agradecimiento, por lo que me permitiste aprender, y hoy, como en nuestro último encuentro, ya en el hospital, te doy ese beso que con tanta gracia me pediste (anda, dame un beso reina). Que sea mi reconocimiento más sincero.
(*) Paquita Cobos es abogada