Diario de León

la reacción ejemplar que dio la vuelta a españa

«Es un ángel y nos salvó a las dos»

Un niño de cuatro años de San Miguel del Camino rescata a su madre tras realizar diez llamadas al 112 para avisar de que estaba inconsciente en casa; durante la espera, acunó a su hermana, de 26 días, para calmarla.

Mónica, Luca, Noah y Víctor, en la misma dependencia de la casa donde ocurrieron los hechos el pasado lunes. FERNANDO OTERO

Mónica, Luca, Noah y Víctor, en la misma dependencia de la casa donde ocurrieron los hechos el pasado lunes. FERNANDO OTERO

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miguel ángel zamora | león

A Luca le va a ir bien en la vida. Seguro. Detrás de sus ojos pizpiretos se vilsumbra un cerebro inteligente, aún en formación. Normal. Son cuatro años de edad. Está presto a empezar el próximo lunes 1º de Primaria en el CEO Camino de Santiago de La Virgen del Camino. Y va a entrar por la puerta grande. Lo presagian los cientos de mensajes que ayer rularon por el grupo de whatsapp de las mamás del cole para felicitarlo por su hazaña. «Es un ángel, lo ha iluminado... no sé quién. Nos ha salvado a su hermana y a mí».

Lo dice Mónica, su madre, aún no muy recuperada del susto. El lunes por la tarde, ella sufrió un grave descenso del nivel de azúcar en sangre y perdió el conocimiento cuando se encontraba en casa. Quedó tendida en el suelo. Es la tercera vez que le pasa en los últimos años.

Su hijo mayor (la pequeña Noah tiene 26 días tan solo) le cogió el teléfono y empezó a llamar al Servicio de Emergencias 112. Hasta que consiguió que atendieran a su petición. Diez veces repitió la operación, porque en las primeras no le hicieron caso pensando posiblemente que se trataba de un niño jugando. En las últimas sacó genio. «Pero ¿viene ya un médico o no?».

Le habían dicho que en diez minutos se presentarían en su domicilio de San Miguel del Camino, cercano a la plaza ajardinada que ahora luce los columpios en los que alguna vez, esporádicamente, juega Luca. «A él yo le digo a veces que vuelvo en diez minutos y aquello se le debió de hacer eterno», explica Victor, su padre Es un antiguo trabajador de León Pharma y ahora empleado temporal de Inditex.

En medio de la espera, su hermana se puso nerviosa y empezó a llorar. El instinto de Luca —otra vez— impresiona. Sacó a la bebé del capazo, la calmó con los típicos arrorros y cuando se percató de que todo estaba en orden, la dejó en el mismo sitio. Mónica se emociona cuando lo recuerda...

«Yo no podía moverme y tengo recuerdos muy vagos. Sí que me doy cuenta de escucharle llamando, pero no me vienen más imágenes a la cabeza».

Los padres de Luca desarrollaron un juego con una suerte de repeticiones por si acaso llegaba la ocasión. Y su profesora en el colegio, también había desarrollado una técnica de aprendizaje similar. «1-1-2 y luego el verde», le enseñó Víctor. Y funcionó.

MUCHA SUERTE

«Voy a quitarme la bomba, ya no me fío. Volveré al sistema de toda la vida y a pincharme», advierte Mónica. «Si me pasa otra vez no sé si vamos a tener tanta suerte y a lo mejor nos encuentran, a mí ahí de cualquier manera y a la niña deshidratada. Y no voy a pasar por eso. Quiero que me vuelvan a pinchar», protesta cuando explica la penitencia que supone una diabetes seria.

Con el paso de la conversación y transcurridos los minutos, Luca se suelta y pierde el temor a los desconocidos. «Dame el dedo, que te lo aprieto. ¡Mira qué fuerte soy!». Es el mismo dedo mágico y salvador que obró el milagro apenas 48 horas atrás. «Me gusta pintar y dibujar y soy del Real Madrid, que este año va de blanco y de rojo también». En el mismo momento en que lo dice, un coche de policía de juguete sale volando. Esta vez, las ruedas se salvaron. «Los demás coches los tiene todos destrozados».

En la Ruta Jacobea, San Miguel del Camino tiene aroma de milagro, más que de peregrino. Año santo en esa casa...

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