El descalabro de Vestas alcanza también a veinte empleados de empresas proveedoras
Las compañías suministradoras verán reducido entre un 6 y un 10% su facturación mensual, según los cálculos.
P. INFIESTA / M. A. ZAMORA | león
El cierre de la planta de Vestas en el polígono de Villadangos, no sólo afecta directamente a 362 familias que dependían del trabajo de ensamblaje de aerogeneradores y a una localidad que ligaba su futuro al desarrollo de la multinacional. También ‘toca’ a 36 compañías leonesas en diverso grado. La mayoría reconoce que ya hace tres años que habían mermado sus compromisos con la compañía danesa, y no les pilla por sorpresa su posible desaparición.
Sin embargo, entre los proveedores destacan ocho empresas con mayor implicación en el día a día de Vestas, cuya clausura forzará la salida de una veintena de sus trabajadores que realizaban tareas de suministro de herramienta, estructuras para las palas eólicas, turbinas, montaje industrial, logística (recepción de componentes), preparación de conjuntos para las líneas de producción, tareas de limpieza de la nave industrial y de los servicios de catering.
De hecho, varios de esos proveedores también disponen de naves en el polígono de Villadangos, que, en el caso de dos multinacionales que abrieron sede en León, previsiblemente, acusarán el cierre, ya que eluden concretar sus planes.
«Es una guarrada, tendremos un cliente menos, porque gracias a Dios llevamos nuestros productos a más, pero podría haber sido un muy buen cliente. Estábamos creciendo de su mano mucho», reconoce una empresa leonesa de suministros y recambios. Una valoración que comparten los responsables de otras firmas, señalando que el mayor golpe es «lo que podría haber sido, el futuro que podría haber dado a la provincia».
Una compañía de soldadura y ferretería confiesa que el cierre de Vestas les «afectará en un 10% de la facturación mensual y si no ganamos otros clientes, pues tendremos que prescindir de dos o tres de los ocho trabajadores que somos», admite. Los más afortunados, como una empresa de cinco empleados de neumáticos, reconoce que seguirán «funcionando, se notará un poco en la actividad diaria, pero mantendremos la plantilla». Similar intención poseen otras firmas que, admitiendo recortes en su facturación de hasta el 8%, piensan salvar los empleos.
«Se nos va una parte importante del negocio, no crítica, pero destacada, de un 4% de la facturación que en realidad tiene un impacto del 6% o 7%. Será difícil rellenar ese hueco, sobre todo, en una provincia como León. Realmente es un palo. No trabajábamos en exclusiva para ellos, pero sí hacíamos gran parte del mantenimiento de las carretillas elevadoras. Claro que quien lo sentirá más son las tres empresas con divisiones especializadas para Vestas», señala.
Vestas anunció a finales de agosto el cierre de la fábrica de Villadangos, con el que pondrá fin a la actividad de ensamblaje de aerogeneradores que mantiene en ese polígono desde hace doce años. La decisión forma parte de la estrategia industrial y comercial de la compañía danesa que aprobó su consejo de administración en Copenhague y aniquila cualquier esperanza de éxito en las medidas de presión que habían emprendido los empleados de la planta leonesa con el fin de sostener la actividad económica en la factoría.
La multinacional justifica la decisión de cerrar el centro de Villadangos en mantener la competitividad en un mercado eólico global en plena expansión. «La reciente evolución del mercado ha traído consigo una reducción de la demanda de la plataforma de 2 megawatios en Europa; mientras que la demanda de la plataforma de 4 megawatios en el área europea se puede satisfacer con una menor capacidad de producción», explican en un comunicado. En ese recorte incluye los 362 empleados fijos que mantienen la producción en la fábrica de ensamblaje, a los que la empresa ya dio cuenta de su decisión de cesar la actividad.
Vestas negocia con el comité de empresa los pormenores de este cierre de negocio. Ha ofrecido reubicar a los empleados en otras fábricas y centros de operación y mantenimiento de la compañía en España, y o fuera de la empresa, a través de un plan de recolocación. En el camino de esta liquidación de existencias y personal, Vestas despidió en el mes de julio a otros 180 trabajadores, en un aperitivo del plato fuerte que supone la deslocalización de la tarea fijada en León.
China, Rusia o Argentina podría ser el destino final de esta tarea. Los trabajadores de la empresa eólica Vestas han respondido con varias protestas y llevan en huelga indefinida desde el pasado 16 de julio.
En agosto de 2006 partió de la fábrica de Villadangos el primer aerogenerador armado en la factoría de León de Vestas con destino al puerto de La Coruña, con destino a Alemania; en el mismo mes que doce años después llegó la misiva de la empresa danesa con la orden de cerrar la verja. Para no volver a abrir.
SIGUE LA LUCHA
«Es un mazazo pero seguiremos con la lucha obrera hasta el final».
El de Vestas es un cierre de manual; a las cuatro de la tarde, citaron al comité de empresa en la sede de la compañía en Villadangos, para exponer novedades; a grandes rasgos, las que se determinaron en un consejo ejecutivo de la eólica que puso en liquidación la factoría de ensamblaje de aerogeneradores de León como parte de una estrategia mayor que redistribuye carga de trabajo y racionaliza empleo y sueldos.
Un directivo de Vestas, llegado de Dinamarca con la noticia envuelta en papel del consejo de administración, el director de la planta leonesa, dos asesores legales y los delegados de los trabajadores; así se cierra una empresa en León. Al comité de empresa se le notificó el ERE de extinción de empleo justificado con un tocho denso de documentación; los representantes de los trabajadores tienen siete días para aceptar o para rechazar; para estudiar la propuesta. Ayer, la respuesta fue negativa; la legislación abre un plazo de treinta días para que las partes puedan llegar a un acuerdo negociado. La primera respuesta de los delegados sindicales fue no. «Esto del ERE de extinción no se lo esperaba nadie; no lo esperábamos, la verdad; es un mazazo tremendo. Nadie esperaba que a lo largo de este año terminaran con los puestos de trabajo, con las líneas de producción, con toda esta fábrica y nuestros empleos», expresó Francisco Romero, representante de Fica UGT minutos después de salir de la asamblea de trabajadores a los que se les informó de que sus días en Vestas tenían las horas contadas. Otra tragedia laboral para León, a la que se van a enfrentar con valentía.
«La lucha obrera sigue, con eso vamos a responder», proclamó Romero después de describir el enfado y cabreo que observó en las caras de los trabajadores, 362, a los que Vestas condena al despido. «Vamos a luchar, vamos a mantener la lucha, la lucha obrera, insistió el presidente del comité mientras relataba la agenda inmediata que tienen por delante.
«Vamos a ir a Valladolid a reunirnos con la consejera de Hacienda, con el consejero de Empleo, con el presidente de la Junta, que nos van a recibir, que se reunirán con nosotros para buscar soluciones», anunció. Pero no se van a quedar ahí: «Seguiremos con la lucha obrera, por nuestros empleos, iremos a Bruselas, a denunciar esta injusticia», avanzó el representante sindical.
La plantilla ha rechazado las últimas ofertas de la compañía para llevar a cabo planes que no pasan por la vuelta a la actividad. Lo que sí se ha confirmado es que los trabajadores de Vestas estarán en la manifestación que se celebrará el próximo miércoles en defensa del Ferrocarril de Vía Estrecha (Feve).