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La segunda fase de San Marcos se estanca diez meses después del cierre del hostal

La plantilla exige a Paradores que aclare los plazos para acometer el edificio de nueva planta y 180 habitaciones.

Exterior de San Marcos, ayer, en la zona abierta tras la demolición acometida en verano y donde se debe construir un edificio de nueva planta. RAMIRO

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León

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L. urdiales | león

La segunda fase de la reforma de San Marcos ocupa ya el primer puesto en la incertidumbre que le espera al negocio tras la obras que acomete para modernizar el Parador de León. En poco más de un mes y medio se cumplirá un año del cierre del hostal; y, en este tiempo, la falta de novedades sobre el horizonte de intervención que supondrá levantar un edificio de nueva planta, previsto para complementar la oferta hostelera de la que dispondrá la estructura en la estructura histórica, eleva la inquietud de la plantilla del centro, amparada desde diciembre de 2017 por la protección legal de un expediente de regulación de empleo.

La nueva era de San Marcos debe comenzar en marzo de 2020, tal y como quedó constancia en el manual de cierre del edificio, hace más de diez meses, en la antesala de los preparativos para la rehabilitación. En función del calendario que manejan los responsables de Paradores y ordena la actuación de los operarios que acometen la transformación, las obras de rehabilitación de la primera fase deberían de estar concluidas en verano de 2019; no más allá de septiembre. El resto de las actuaciones sigue en un limbo; la única aproximación a la construcción del nuevo edificio vino de mano de la dirección de Paradores, que llegó a apuntar a la plantilla la opción de que el inicio de la obra de nueva planta se iba a solapar con el tramo final de la reforma del edificio histórico. La formula no satisface la inquietud entre los trabajadores, sabedores de que en la segunda acometida se esconde la esencia de la oferta, el grueso del contenido hostelero y hotelero con el que va a contar la próxima vida del hostal: 180 habitaciones y una docena de estancias y salones para congresos y convenciones; restaurante, spa, piscina. Turismo de congresos, celebraciones, ceremonias. Un hotel de gran lujo en todas las condiciones. «Nadie puede pensar que la capacidad laboral de la plantilla que tiene San Marcos, más de un centenar de empleados, se va a satisfacer con las 52 habitaciones, más la zona de restauración, restaurante y cafetería, que se va a completar en la primera fase», expone el presidente del comité de empresa del centro, Javier García, en consonancia con las dudas que manejan los trabajadores en torno a la evolución de la reforma. Esa inquietud no es de ayer, ni se exagera en la efeméride que conmemora el noventa aniversario d ella creación de la red de Paradores. «Los empleados hemos expuesto a la dirección de Paradores de forma repetida la exigencia de una planificación oficial con esta actuación, con la según da fase, que es esencial para mantener la dimensión del hotel; hay que tener en cuenta que el San Marcos que cerraron tenía 228 habitaciones y más de una docena de salones; esa era una oferta que no se puede sostener con la primera fase, es algo evidente e incuestionable», aprecia el presidente del comité, que releva la insistencia ante los responsables de la red. «Hace pocas fechas que exigimos al departamento de recursos humanos una reunión para que nos expusiera los planes y nos concretara la evolución de las obras que están en marcha; pero , sobre todo, para que nos diera novedades sobre la segunda fase, que representa el conglomerado relevante del hotel; si hay presupuesto, si hay plan de inicio de obras, si hay definición cerrado del proyecto y la estructura definitiva del edificio; y aún esperamos noticias de ellos», expone el representante del comité. Javier García recuerda que en este proceso de silencio se acumula la falta de contacto entre la plantilla de San Marcos, sometida al Erte desde principios de año, y la dirección de la empresa. «Y eso que el acuerdo del expediente recogía una reunión con carácter trimestral para que los trabajadores tuviéramos constancia de los tiempos y la evolución del proceso de reforma». Los empleados esperan noticias sobre el proceso.

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