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«¿Qué pasa con las etnias que someten a las mujeres y siguen subvencionadas?»

Publicado por
León

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La estadística del maltrato no siempre es una radiografía fidedigna del problema por exceso y por defecto. Los agentes judiciales que están más cerca de las denunciantes reconocen sotovocce que bajo esos números se esconde un 20% de bulos y acusaciones interesadas para acceder a subvenciones, como el pago único de Hacienda de más de 7.000 euros, los 430 euros de la renta de inserción, ofertas de trabajo o, incluso, beneficios en las separaciones y divorcios.

En ese listado no figuran muchos casos reales, crueles, de mujeres que no se plantean o ni siquiera se atreven a denunciar a su agresor. Quedan lagunas. Las administraciones también manejan un doble discurso. Hoy es políticamente incorrecto hablar de supuestas víctimas o supuestos maltratadores, «ellos siempre son malos, ellas siempre son buenas», puntualiza el psicólogo Vicente Martín, a pesar de que cada caso es un mundo. Y mientras se dedican 20 millones de euros a programas de prevención, se mira para otro lado si se trata de algunos colectivos. Martín pone el dedo en la llaga y advierte, «¿qué pasa con determinadas étnias y minorías que se sabe que ejercen el control y someten a hijas y esposas, pero se les siguen concediendo subvenciones y todo tipo de ayudas?». Pone de ejemplo, entre otros, a los colectivos gitanos y árabes que infringen un claro poder sobre las mujeres y controlan dónde, con quién y cómo van, pero el Estado, las comunidades y los ayuntamientos les subvencionan viviendas, cursos y les buscan trabajo. «¿Sólo los blancos de clase media ejercemos de maltratadores?, ¿sobre unos cae el peso de la ley y a otros se les toleran conductas que atentan contra la igualdad? Yo ya he dicho en muchos foros que las subvenciones se deben ligar a cumplir el plan de igualdad». Cree que hay que recuperar la franqueza a la hora de abordar el maltrato. Con terapia e información, parte de los agresores pueden ser reinsertados; otros necesitan medicación, porque padecen una enfermedad mental que les hace hostiles y algunos, por la patología que subyace detrás de su comportamiento, será complicado, porque no muestran voluntad de sujetarse. Martín también es partidario de decir a las mujeres que no esperen al príncipe azul, sino que hagan sus carreras, se formen y se empiece a hablar de personas.

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