Diario de León

NURIA GONZÁLEZ RABANAL. DECANA DEL COLEGIO DE ECONOMISTAS

«El debate político y económico deja marginado al Bierzo, es preocupante»

Lugar: Club de Prensa del Diario de León.. Gran Vía de San Marcos, esquina con calle Fajeros.. Fecha: Hoy a las 19.30 horas..

González Rabanal ofrece su charla esta tarde en el Club de Prensa. JESÚS F. SALVADORES

González Rabanal ofrece su charla esta tarde en el Club de Prensa. JESÚS F. SALVADORES

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MARÍA J. MUÑIZ | LEÓN

No sólo la economía, también la sociedad leonesa está dejando fuera del debate sobre las estrategias para dinamizar la actividad y recuperar el pulso aspectos fundamentales como la complicada situación del Bierzo, o las necesidades de las personas mayores, un colectivo que tiene mucho que aportar pero al que no se atiende adecuadamente. Son dos de las reflexiones de Nuria González Rabanal, decana del Colegio de Economistas de León, que esta tarde participa en la serie de jornadas de debate sobre la economía leonesa que organiza Diario de León en el Club de Prensa. La decana analizará los Claroscuros para la economía leonesa en un mundo globalizado.

—Desde el pulso que percibe en el Colegio de Economistas, ¿hacia dónde va la economía leonesa?

—La sensación general es bastante pesimista, y de forma más acentuada en los economistas del Bierzo, que están muy preocupados con la situación de la comarca, pero también con el hecho de que esté marginada de los debates políticos. Las ideas que se proyectan para León están muy centradas en la capital y su entorno, pero en El Bierzo las dificultades son enormes y corre un grave riesgo de cara al futuro. Es necesario poner el foco también en esta zona, para desarrollar propuestas estratégicas consensuadas.

—¿Comparte la reflexión generalizada de buscar el optimismo en una realidad difícil para intentar dinamizar la provincia?

—Lo que los datos arrojan es indiscutible, otra cosa es el mensaje que es necesario trasladar desde las instituciones, que tiene que tener cierta positividad. Dosificar los grados de optimismo y pesimismo por quienes lideran la opinión pública es una de las tareas más delicadas, porque un mensaje derrotista puede arrastrar a la sociedad, pero un excesivo optimismo despierta falsas expectativas. Hay que animar a luchar por salir de las dificultades.

—¿Qué postura tiene en este sentido el Colegio?

—Creemos que existen posibilidades de viabilidad de proyectos, y nuestra misión es ser rigurosos y profesionales a la hora de valorar las propuestas de emprendimiento en la provincia.

—¿En qué sectores tiene más confianza de cara al futuro de la economía de la provincia?

—Si miramos a corto plazo comparto el planteamiento general, vemos potencial en el polo tecnológico, la biofamacia,... Apoyar estas iniciativas permitirá mejorar el empleo y la producción. Pero es importante mirar también a largo plazo, y en los próximos años es clave ser innovadores y también buscar oportunidades de negocio en lo que son nuestras debilidades. Por ejemplo, una población muy envejecida es una oportunidad para las empresas que orientan su negocio a atender sus demandas de ocio, cultura, atención,... En industria, adelantar innovaciones tecnológicas que inviertan en tendencias con un alto valor añadido en capital humano.

—¿Estamos preparándonos para ser una sociedad envejecida, con las necesidades que eso supone?

—Estamos marginando a una generación que cada vez es más importante en la provincia, y no sabemos aprovechar sus experiencias de la forma adecuada. Hay muchas formas de incorporar el saber de los mayores a la vida cotidiana; y además los servicios que se prestan a este creciente segmento de la población no están a la altura de sus exigencias. Y van a ser un grupo determinante política y socialmente en el futuro, dentro de pocos años 6 de cada 10 personas tendrá más de 65 años, eso hay que tenerlo en cuenta para planificar el modelo productivo a largo plazo. Tienen mucho que aportar a la sociedad y hay que establecer las fórmulas para lograrlo. Y también conectar a los jóvenes con esa generación de mayores, hoy están absolutamente desconectados.

—¿Cuáles son las debilidades y las oportunidades de la economía local a largo plazo?

—Es muy difícil determinarlo, se requiere conocimiento y un análisis de la realidad de la provincia. Sabemos algunas cosas, pero no conocemos realmente la estructura de los sectores; y eso es fundamentar para trazar una estrategia de años. Las debilidades en el sector agrícola se centran en que es poco competitivo por sus dimensiones en un mundo globalizado, aunque hay empresas potentes y sectores como el lúpulo que hay que proyectar. En general tiene que mirar más hacia afuera. La industria ha sido siempre el eslabón más débil, porque hemos vivido de la minería, y esta situación está pasando factura porque no tiene sustituta. Ninguna industria puede generar el empleo y el impacto que ha tenido la minería, llevamos años diciéndolo, pero entre las ayudas recibidas y la expectativa de la reserva estratégica se ha ido jugando a mantener parte del sector. En este campo León necesita industrias fuertes, que generen empleo estable y que sean el engranaje entre el sector primario y el terciario. Respecto a los servicios hay que hacer un análisis. El turismo es tremendamente importante, pero es necesario saber qué queremos para el futuro. Un turismo de masas hará que León deje de ser atractivo para viajeros con un poder adquisitivo más elevado que buscan experiencias de calidad. Otra fortaleza es el Incibe, y las empresas vinculadas al emergente sector de la defensa, que será muy relevante en los próximos años. En cualquier caso, es necesario analizar a largo plazo, porque si traemos empresas con más coste de oportunidad que beneficio acabarán pasando factura.

—El problema de Vestas se soluciona con un nuevo proyecto industrial, ¿se refiere a planes de apoyo como este?

—No conozco detalladamente la negociación, pero todo lo ocurrido evidencia que la línea de implantar empresas sólo a base de subvenciones, sin una decisión estratégica que garantice la permanencia, es arriesgada. Por eso entiendo la prudencia sobre el proyecto, dentro de la satisfacción generalizada. El plan industrial tiene el coste asociado de la construcción de un ramal ferroviario, así que no puede estar vinculado sólo al beneficio inmediato de algunas empresas, que evidentemente se rigen por criterios de rentabilidad. Si detrás de todo sólo hay otro chorro de subvenciones demostraremos que no hemos aprendido nada.

—Ser un nudo logístico del noroeste ¿no exige una planificación conjunta de necesidades y soluciones?

—Repito que es necesario conocer la realidad para planificar estrategias. Cuando la financiación pública era abundante se hicieron muchos polígonos industriales, pero las empresas se posicionan por sus necesidades. León ha demostrado que es un nodo muy interesante, aunque haya competencia de otras provincias de la Comunidad y el juego político haya demostrado que proyectos que eran más idóneos por León se hayan llevado a otro sitio. Sobre la racionalidad económica predomina el interés político. Por otro lado está la tramitación administrativa, que se dilata en ocasiones hasta hacer perder el interés por la inversión, eso en León ha ocurrido.

—Para lograr este objetivo ¿son fundamentales Torneros y el Eje Atlántico?

—Torneros es muy importante, se tomó la decisión por la oportunidad de instalarse allí, y por la dotación presupuestaria con la que contaba. Se han invertido millones de euros en la tramitación, ahora la autorización ambiental está a punto de prescribir. Es una oportunidad para León y tenemos que pelearla. El Eje Atlántico es otra cuestión de sensatez de infraestructuras, como la León-Braganza o las salidas al Bierzo. Pero el criterio político se impone al técnico, depende de la fortaleza que tengan quienes negocian y la vehemencia que utilicen, también del respaldo social.

—Usted es profesora de la Facultad de Económicas, ¿qué tiene que aportar la Universidad a la economía local?

—Apostar por innovar, con propuestas como los laboratorios compartidos, para que personal especializado conozca las experiencias de éxito en otros lugares y las adapte a la economía de León. En cuanto a la colaboración Universidad-empresa hay una falacia, por ejemplo el profesorado marca sus líneas de investigación de acuerdo con las exigencias para su promoción profesional, no con las necesidades de la economía local. Pero también las empresas han creído que la Universidad es un laboratorio low cost para sus proyectos de investigación, y eso es un error. El personal universitario está muy altamente cualificado, y esas capacidades se pagan.

—¿Está la sociedad y la empresa leonesa adaptada al avance de la digitalización?

—No, y eso creará problemas de empleo a las personas de más edad; pero también a una sociedad de mayores a la que casi todos los servicios que se le ofrecen les exigen habilidades que no tienen. Tampoco se hace suficiente esfuerzo en la enseñanza, y hay grandes carencias en el conocimiento de la ciberseguridad.

—¿Le preocupa la fuga de talentos jóvenes?

—Quiero que todos los jóvenes de León se vayan fuera, a aprender a los mejores lugares. Y tenemos talento repartido por todo el mundo que puede aportar muchísimo a León. El problema es que no se mantiene contacto con ellos, no podemos beneficiarnos de sus experiencias; y además no somos capaces de crear las oportunidades para que puedan volver, algo que desean muchos de ellos. No somos capaces de incorporar todo ese talento y lo que han aprendido mucho al desarrollo de la economía leonesa, y eso es un gran déficit.

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