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MISTERIO EN EL TEMPLO GÓTICO

El muerto de la Catedral no aparece: «Nosotros avisamos al arqueólogo de que había un cadáver y nos olvidamos»

Ninguno de los responsables sabe decir qué ocurrió con el muerto encontrado en la cripta de la Catedral, si se quedó allí o se le inhumó

Excavaciones de la Catedral en las que apareció un cadáver.

Publicado por
CRISTINA FANJUL | LEÓN
León

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Aquel día, los empleados de la empresa CPA que realizaba las obras de rehabilitación en la Catedral trabajaban en la recuperación de los pináculos de Juan de Badajoz. ««Recuerdo que tuvimos que realizar una limpieza debajo del patio, en la cripta norte, en la que se estaban realizando catas arqueológicas. Fue entonces cuando descubrimos unos restos humanos». Este trabajador subraya que la empresa no tuvo responsabilidad alguna en mover o sacar el cuerpo de la cripta y deja claro que lo único que ellos hicieron fue comunicarlo y olvidarlo. «Recuerdo que había un cráneo, un hueso largo y unas costillas». Nadie sabe —o no quiere— responder a la pregunta del lugar en el que se inhumó el cuerpo. Los restos aparecieron en un lugar equivocado, un sitio en el que no debieron estar, entre basura arqueológica procedente de una cata que puso en marcha Menéndez Pidal en 1961. Su disposición hizo que todos los que lo vieron llegaran a la conclusión de que había sido depositado allí en algún momento de la excavación y en un lapso temporal cercano.

El hallazgo provocó el cierre en falso de la excavación en la cripta norte, que acoge los vestigios de las termas romanas, como lo demuestra la ausencia de una memoria de excavación en la Junta, un requisito inapelable en cualquier cata. El propio Servicio Territorial de Cultura admite que el informe preceptivo del arqueólogo no existe y Fernando Miguel, responsable de la excavación, explica que la cripta se clausuró sin más explicaciones.

De momento, la Dirección General de Patrimonio no ha realizado ningún tipo de declaración, y eso a pesar de que desde la Delegación de la Junta en León se sugiere que fue el organismo que pagó la excavación, haciéndole de esta manera responsable.

Tanto el arqueólogo que trabajaba en la excavación, Fernando Miguel, como el arquitecto de la Catedral en ese momento, Ignacio Represa, ponen el énfasis en que el cuerpo estaba bajo basura arqueológica, como si quien lo dejara allí lo hubiese hecho con la intención de ocultarlo. Los restos yacían con una capa de escombros entre los que había platos y vasos de Duralex y restos de colillas, sobre todo Ideal, una marca que se fumaba en los años sesenta.

Por esta razón, los testigos explican que el cuerpo tuvo que ser escondido en ese lugar durante las obras que realizó Menéndez Pidal en abril de 1961. Los trabajos, que comenzaron para la instalación de una caldera que diera calefacción al templo, fueron parados por el descubrimiento de las termas romanas. El hecho de que se trataba de una zona situada fuera de la Catedral, si bien en terrenos del Cabildo, hace posible que el cuerpo fuera introducido antes de que se cerrara la cripta. En cualquier caso, las fuentes consultadas por Diario de León descartan que se tratara de uno de los cuerpos medievales que aparecieron en la citada excavación puesto que, como el propio Menéndez Pidal explicó entonces, eran cuerpos de personas importantes de la Edad Media.

A la identidad del muerto se une el hecho de que a la cripta no descendió un forense y no hubo un juez para levantar el cadáver, como tampoco policía judicial. Así lo atestiguan tanto el propio director del Instituto Médico Legal, Mariano de la Torre, como los expedientes que se conservan en el Servicio Común Procesal general de León, en los que no consta ningún expediente que se refiera al hallazgo de restos humanos en la Catedral. Este extremo mueve a pensar que el cuerpo permaneció en aquel lugar o se trasladó a otro sin el conocimiento y permiso judicial.

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