Inmune a las emociones y ajeno a los demás

Oubel Renedo presentaba a su llegada a la prisión gran frialdad ante las emociones, no daba muestras de arrepentimiento y no mostraba desesperanza ni llanto. Frente a esta actitud alegaba como posible disculpa las grandísimas tensiones con su familia y pareja a causa de su condición sexual. Aseguró en el primer informe psicológico que esta circunstancia le había perjudicado y que en su momento sufrió una extraordinaria presión en su entorno por esta razón. Aseguraba, además, que todo ello le llevaba a beber mucho y mezclar con drogas para evitar pensar y recordar lo que había hecho «durante días». Todo este tipo de detalles se correspondían con el informe que acompañaba al preso ya instalado en Villahierro. Hoy parece haberse alejado del mundo entero y vive en una burbuja, a tenor de lo que dicen quienes conviven con él.