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LA VIDA REJAS ADENTRO

El cordero que se volvió lobo y viceversa

El Chicle y el acusado del parricidio de Moraña experimentan cambios de comportamiento muy notables desde su llegada a Villahierro.

David Oubel Renedo y José Enrique Abuin Gey, el Chicle.

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León

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miguel ángel zamora | león

A David Oubel Renedo, por esas cosas de la vida, la muerte lo trajo en julio de 2017 a la prisión de Villahierro. Se llevó por delante el futuro de sus dos hijas y las degolló con una radial. El primer reo del país condenado a prisión permanente revisable fue condenado tras un proceso muy seguido por la sociedad. Año y medio después de aquello, se ha vuelto un personaje introvertido, que apenas tiene relación con los demás reclusos de la penitenciaría. Llegó con fama de ser un hombre de carácter y el tiempo ha terminado por convertirlo en un lobo solitario que apenas tiene relación con los demás.

A José Enrique Abuin Gey le espera el juicio todavía. Acusado de la muerte de Diana Quer, se niega a someterse a un programa de tratamiento para reclusos con problemas relacionados con delitos sexuales.

Reside en uno de los módulos de respeto de los que Villahierro es centro pionero en todo el país y comparte actividades con otros presos de carácter más común, en tanto en cuanto sabe moverse en este tipo de ambientes y lejos de las complicaciones y las amenazas a las que se enfrentó durante su primera etapa en Galicia, aquí sortea las dificultades y se va ganando la confianza de reos específicos que, por su peso rejas adentro, son líderes a la hora de manejar las situaciones. En principio, le espera una larga estancia en el entorno de León.