Diario de León

EXPLOTACIÓN SEXUAL

Un asturiano irá a la cárcel 30 años por prostituir a una mujer en León

Le obligaba a comer billetes, hacer abdominales y sentadillas por no ser cariñosa con los clientes

Una mujer ejerciendo la prostitución, en la calle.

Una mujer ejerciendo la prostitución, en la calle.

León

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La Audiencia Provincial de Oviedo ha condenado a una pena de 30 años de prisión a un hostelero de la capital asturiana, como autor de tres delitos de trata de seres humanos y de tres delitos de prostitución coactiva, como miembro de una red que operaba en el Principado de Asturias y que obligó a una mujer a prostituirse en León, según señala la sentencia, que obra en poder de este periódico.

En el año 2009 la víctima conoció en Rumanía al procesado, quien simuló tener con ella una relación sentimental y se vino con él a España con la propuesta de facilitarle un trabajo como acompañante de caballeros sin tener ningún otro tipo de obligación. Cuando llegó a España, el condenado la mandó a León a un prostíbulo con su hermana para que aprendiera a trabajar y a partir de ese momento fue obligada directamente a ejercer la prostitución.

Al cabo de un mes con el pretexto de que no trabajaba lo suficiente y que no era cariñosa con los clientes, el autor de los hechos empezó a maltratarla y golpearla repetidamente, castigándola a ponerse de rodillas durante largo tiempo, a hacer sentadillas y abdominales, a comer billetes de banco siempre con amenazas para que cumpliera las órdenes que tanto él como su hermano le impartían con amenazas de muerte y maltrato continuado. En estas condiciones realizó las labores de control, vigilancia, y acompañamiento que se le habían ordenado, con la necesidad de tener a los acusados al corriente de las actividades, trabajo y conversaciones del resto de las víctimas de la red.

Dos de los condenados se quedaron con todo el dinero obtenido por la actividad de prostitución que obligaban a realizar a las mujeres. Sus ingresos se cifraban en unos 2.500 euros semanales, de los que en ocasiones les entregaban 300 euros para gastos personales, situación que cesó en mayo de 2013 con motivo de la intervención policial. En ese momento, el importe obtenido por la explotación sexual de las mujeres había ascendido cuando menos, a 1.245.200 euros.

El reo, que formaba parte de una red seis personas, condenadas todas ellas, sacó el dinero de España y llevó a Rumania gran parte del dinero, que luego reintrodujo en el circuito económico en dicho país adquiriendo terrenos, construyendo viviendas o adquiriendo bienes de alta gama, que puso a nombre de familiares.

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