Los estancos reclaman ayuda para los más pequeños ante la trazabilidad

A la espera de ver cómo se define finalmente la nueva orden del Ministerio de Hacienda y sin alarmismo en la mayoría de los negocios; pero sí con preocupación por los más vulnerables: los más envejecidos (y sin informatizar) y los rurales, especialmente aquellos ubicados en zonas donde la cobertura de Internet deja aún mucho que desear. Así afrontan desde la Unión de Estanqueros Leoneses el desarrollo de la norma que obliga a registrar la trazabilidad del tabaco hasta que llega al consumidor. Su presidente, Jorge Caraballal, duda de que la orden publicada el 22 de diciembre, que entrará en vigor en octubre, pueda cumplir efectivamente el plazo. «La indefinición sobre cómo se va a llevar a cabo el proceso es grande, ni siquiera la Fábrica de Moneda y Timbre ha emitido las etiquetas que deberán identificar cada cajetilla. Y la industria del tabaco, que debe hacerse cargo de repartir los lectores que permitirán realizar esta trazabilidad, tampoco los tiene».

Sin caer en el alarmismo que se ha desatado en parte del sector, que advierte incluso de un desplome en las ventas de tabaco, Carballal reconoce que las dudas son muchas. «El sistema no está testado, habrá fallos seguro, y primero hay que definir quién tiene que hacerse cargo de ellos. Además, habrá que formar también a parte de los estanqueros para utilizar estas herramientas».

En todo caso, advierte de que «el estanquero no tiene que asumir ningún coste a mayores, es la industria del tabaco la que tiene que hacerse cargo». Aunque reconoce que hay que establecer cómo se financiaría la adaptación por ejemplo de los estancos que no están informatizados. «No se puede cargar a los afectados con ese coste. Por eso es necesario crear un grupo de trabajo que perfile «todos estos matices, antes de se ponga en marcha sin estar suficientemente definido. Y, por supuesto, sin que afecte a la rentabilidad de los negocios».

La orden del Ministerio de Hacienda sobre las normas técnicas de trazabilidad y las medidas de seguridad del tabaco es la transposición de una directiva europea para luchar contra la venta ilegal y garantizar la seguridad del consumo. En el caso de la mayor parte de las ventas en Europa esta trazabilidad acaba en el estanco, pero en España alrededor de un 40% de las ventas tanquero tendrá que identificar con un lector y reportar a través del sistema informático. Algo que en muchos estancos se realiza ya, sobre todo de forma manual; pero que a partir de ahora será obligatorio realizar a través de sistemas normalizados.

Tanto desde la Unión de Asociaciones de Estanqueros como desde la Mesa del Tabaco se advierte de que este cambio supone considerar a los titulares de los negocios como operadores económicos. Y consideran además que el tabaco que se envía a las máquinas está ya suficientemente identificado, por lo que consideran innecesario el proceso a mayores, que supondrá mayor carga de trabajo.

En el caso de León, el presidente de la asociación provincial llama la atención especialmente sobre los estancos del medio rural, que ya tienen suficientes problemas para sobrevivir. «En muchos lugares apenas hay cobertura, cómo van a hacer las gestiones por Internet». Y advierte de que la norma no debe suponer mayores inconvenientes para la rentabilidad de estos negocios.

Las asociaciones de estanqueros consideran que el hecho de que ellos sean los únicos autorizados para vender a las máquinas expendedoras es ya suficiente garantía.

se realizan a través de máquinas expendedoras en bares y otros establecimientos. Y es ahí donde ahora la norma española va más allá, y obliga a los estanqueros (los únicos que pueden vender tabaco para las máquinas) a identificar sus cajetillas hasta este último punto de venta.

Cada cajetilla tendrá una etiqueta identificadora que el es