RADIOGRAFÍA DE LA EDUCACIÓN
La feminización de la educación sigue al alza con maestras en el 80% de las aulas
En la Facultad de Educación, del millar de alumnos matriculados en los diferentes grados tan sólo 247 son chicos
Educar es cosa de mujeres. Al menos eso demuestran las estadísticas. En León se mantiene la tónica nacional y en las aulas de los colegios cuatro de cada cinco docentes son mujeres. Un dato que queda patente ya desde la matrícula en la Universidad de León, donde en sus aulas de la Facultad de Educación hay un millar de alumnos matriculados y sólo 247 son chicos, según el último informe estadístico del que dispone el Ministerio de Educación. En el curso 1999/2000, la proporción de maestros al frente de las aulas era de un 25% y este porcentaje de feminización de la educación ha ido en aumento en el nuevo milenio.
Hasta entonces, los datos habían estado más igualados. Por ejemplo, en el curso 1964/1965 —la primera estadística del ministerio— el 66,6% de los docentes eran mujeres, cifra similar a la del curso 1985/1986, donde había 1649 maestras en las aulas de Infantil y de EGB frente a 817 hombres. Los datos en los cursos de Secundaria y Bachillerato ya van igualándose, sobre todo con el mayor acceso de la mujer a los estudios universitarios.
El siglo pasado, los hombres que daban clase en la provincia de León en los cursos de lo que era el Bachillerato Unificado Polivalente, conocido como el BUP, y el Curso de Orientación Universitaria, el COU, eran ligeramente superiores: había un 67% de hombres en las aulas.
Ese dato, sin embargo, se ha ido reduciendo considerablemente hasta casi igualarse en el 99/00 cuando las mujeres ya representaban el 51% de los docentes en las clases y, actualmente, según los últimos datos publicados en la web ministerial, las mujeres ya son, en la provincia de León, el 58% del profesorado.
La catedrática de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid Sonsoles San Román detalla en su libro Las Primeras Maestras. Los orígenes del proceso de feminización en España que uno de los puntos de inflexión llegó en 1857 con la llamada Ley Moyano «que recoge principios y cambios culturales que apuntan a la necesidad de que haya maestras, porque se regula también la apertura de las escuelas de niñas».
Antes, se exigía a los maestros estar casados y eran sus mujeres las que desempeñaban el trabajo mientras ellos asumían otros cargos. Este aspecto lo corrigió la ley Moyano, que también contempla como consecuencia, una rebaja en el sueldo de las nuevas docentes. Pero en su libro, publicado en 1998 y que ya va por la quinta edición, también recoge lo que ha denominado «maestras analfabetas», que se encargaron de la educación desde 1771 hasta 1834. Otro de los hechos clave fue la segunda república, cuando se volvió a dar prestigio a la educación y se subió el sueldo de los docentes. Entonces los hombres regresaron a las aulas.
Tras estudiar todo el proceso, San Román apunta: «El tema clave es la maternidad. Hay una mentalidad favorable a que las mujeres se incorporen a la educación y a otros oficios de cuidados, como la Enfermería», explica la socióloga para añadir que siempre «son profesiones que están desprestigiadas y peor pagadas» que las que ocupan los hombres.
VÍA ESCUELA
«La tesis que yo mantengo es que no es bueno ni beneficioso, tendría que haber más hombres en la educación y más mujeres en la cúspide de la pirámide», remarca la catedrática de la Universidad Autónoma de Madrid, quien matiza: «Las profesiones también se reproducen vía escuela», en relación a que los niños y las niñas ven como referente educativo a sus maestras, con lo que las alumnas son las que finalmente apuestan por esta profesión. Modelo que también se reproduce en la mayoría de los países, «aunque la feminización varía, los argumentos son parecidos en el resto del mundo».