La UE excluye a León de las zonas poco pobladas pese a que la mitad del territorio es un desierto

Más de 15.500 kilómetros cuadrados de superficie y una población de 463.746 habitantes residentes en 211 municipios, de los que 113, el 55%, son territorios escasamente poblados según los parámetros de la Unión Europea. La densidad de población de estos núcleos no supera los 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado. Y otro dato alarmante que apuntala a León como uno de los territorios protagonistas de la España vacía: las proyecciones del INE para la provincia fijan la pérdida de más de 50.000 residentes en los próximos 14 años, es decir, en 2033 habrá restado el 11,13% de su población.

Los datos reflejan una realidad de desierto demográfico y, sin embargo, la Unión Europea no considera a León en su conjunto como un área escasamente poblada, un hecho que impide a la provincia pertenecer a la red que estos territorios han conformado en el sur del continente y que da acceso a importantes ayudas a través de programas diseñados desde Bruselas. ¿Y por qué León no pertenece a esta red? La respuesta está en la densidad de población que tiene la provincia en su totalidad: 30,4 habitantes por kilómetro cuadrado, un porcentaje que casi triplica la ratio fijada por la UE para considerar a un territorio escasamente poblado. La capital y su área metropolitana, y Ponferrada y sus vecinos municipios más poblados elevan con sus padrones la media provincial.

Ante la sangría poblacional que azota la provincia, el presidente de la Diputación reclama «territorializar más las ayudas destinadas a los núcleos escasamente poblados» y remarca que «varias zonas de la provincia encajan perfectamente en estos parámetros marcados por la Unión Europea». Juan Martínez Majo apuesta por un análisis más concreto de cada territorio de la provincia, «marcar las zonas en rojo que necesitan estas ayudas para sobrevivir». Entre ellas se refiere, por ejemplo, a Los Oteros, La Cabrera (dos de sus municipios encabezan la lista provincial: Castrillo y Truchas), La Cepeda, los núcleos del área de Sahagún, la montaña leonesa en sus diversas vertientes... «Hay que definir su situación y conseguir un encaje legal para acceder a ayudas especiales que incentiven vivir allí».

En la lucha contra la despoblación la Diputación pretende contactar con la red SSPA, el acrónimo en inglés para la red de Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa (Southern Sparsely Populated Areas), que nació en 2016 de la mano de organizaciones empresariales de Teruel, Soria y Cuenca y a la que se han sumado el condado croata de Lika-Senj y la región griega de Euritania, además de los grupos de acción local de estas tres provincias españolas. Su espejo son las Tierras Altas y las islas de Escocia, que han logrado revertir la situación de despoblación. Ya constituida como lobby europeo, la red impulsa un tratamiento económico y fiscal específico para estos territorios, iniciativas para generar actividad económica y empleo, y un nuevo marco normativo en el ámbito de la UE y de España.

Hace unos días, SSPA presentó el informe Una fiscalidad diferenciada para el progreso de los territorios despoblados en España, con el objetivo de repoblar la ultraperiferia demográfica. Estímulos fiscales diferenciados territorialmente a los que León quiere también acceder, aunque necesita el encaje legal para sus territorios escasamente poblados. «¿Qué pasa? Hay algo que no me cuadra. ¿Por qué pueden estar estos territorios tan despoblados como el 55% de nuestros municipios y la provincia de León no?», cuestiona Majo.

Para el próximo mandato, en caso de revalidar su cargo como presidente de la Diputación tras el 26M, planea crear un área específica en la institución para fijar las estrategias contra la despoblación, acceder a los grupos de presión ya constituidos en España, como SSPA, y acudir a foros. «Necesitamos incentivos fiscales, más ayudas en temas sociales y ventajas para que residir en los pueblos sea atractivo».