De santiago a Cantabria
Firmamento a velocidad de bólido
Cientos de leoneses del norte de la provincia y la propia capital testimonian en las redes. el avistamiento de una gran bola de fuego.
«Una bola de fuego con una cola verde. Espectacular, increíble». Los leoneses que en ese instante preciso miraban al cielo describieron en las redes sociales el fenómeno con entusiasmo y extrañeza, preguntándose qué sobrevolaba con tal velocidad el firmamento. Eran las 20.49 horas del martes y acababan de avistar un bólido, un fenómeno luminoso que se produce por la entrada de una piedra cósmica en las capas bajas de la atmósfera.
Su presencia visible en el cielo apenas se prolongó más allá de los tres segundos, lo suficiente para sorprender a los que tuvieron la suerte de admirarlo. Fueron los cientos de testimonios de los avistadores espontáneos, a través de Facebook y Twitter, los que pusieron sobre la pista del fenómeno, totalmente imprevisible, al Observatorio Astronómico Ramón María Aller de la Universidad de Santiago. El bólido pudo observarse desde distintos puntos de Galicia, Asturias, León y Cantabria, con una trayectoria noreste desde Compostela, a través del mar Cantábrico, y con punto final a alrededor de 150 kilómetros de la costa del Principado, según atestiguó a este periódico el propio director del Observatorio, José Ángel Docobo, tras analizar los testimonios recibidos desde los puntos donde el fenómeno luminoso fue avistado.
En León, explicó, no sólo pudo contemplarse en el norte de la provincia, sino que también llegó a la capital, en una noche despejada que logró proyectar su luz más allá de su trayectoria directa. Desde aquí también fueron decenas de voces las que alertaron a través de las redes del objeto luminoso. Tras descartar el Observatorio de que pudiera tratarse de un cohete o un satélite artificial, indicaron que era un bólido, «un tipo de fenómeno que no es raro, pero obviamente no ocurre todos los días».
En centro desconoce si finalmente con el rozamiento de la piedra cósmica en las capas bajas del atmósfera hayan podido caer restos de aerolitos o fragmentos, que en cualquier caso habrían ido a parar al mar.