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UN CALLEJERO POLÉMICO

Millán Astray seguirá de ronda en León

El equipo de gobierno negociará en la comisión para que calles de la capital como Alcázar de Toledo, Obispo Almarcha, Álvarez Miranda, el creador de la legión y Alférez Provisional no desaparezcan de la nomenclatura urbana

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CRISTINA FANJUL | LEÓN
León

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Cuatro años después, el Ayuntamiento aún no ha modificado el callejero para cumplir con la ley de Memoria Histórica. De hecho, la comisión que anunció la concejala de Cultura y Patrimonio, Margarita Torres, no se ha reunido cuando apenas quedan dos meses de mandato. No obstante, la edil explica que hay un borrador en el que propone qué calles desaparecerán y cuáles podrían quedarse en la nomenclatura urbana.

La lista presentada por el abogado Eduardo Ranz reivindica el cambio de una treintena de nombres, muchos de los cuales no son franquistas. El dosier del equipo de gobierno defiende la permanencia de muchos de ellos, entre los que destacan personalidades anteriores a la Guerra Civil.

Es el caso de Luis de Sosa, uno de los héroes leoneses de la guerra de la Independencia, Marqueses de San Isidro o José María Quiñones de León. Junto a ellos, destacan otras calles cuya eliminación está más que justificada de acuerdo al espíritu y la letra de la ley y que, sin embargo, podrían permanecer. «Se trata de calles especialmente sensibles por la cantidad de personas a las que afectaría su modificación», sostiene Torres Sevilla, que pone como ejemplo Alcázar de Toledo.

«Nuestra intención es cambiar la razón por la cual se intitula de esta manera y modificar la conquista del Alcázar por el general Moscardó por la que hizo el rey leonés Alfonso VI muchos siglos antes». Margarita Torres defiende que de esta manera se puede cumplir la Ley de Memoria Histórica sin «molestar a la gente».

Junto a ellas hay otras que también serán polémicas. Destacan los obispos Almarcha y Álvarez Miranda, dos religiosos que apoyaron el golpe y el franquismo, o Rodríguez del Valle, Raimundo, un miembro de la Falange que fue presidente de la Diputación entre 1937 y 1940, los peores años de la represión. Margarita Torres también reivindica la permanencia de Millán Astray en virtud de la sentencia de un tribunal de Madrid, o la céntrica Alférez provisional. «Tan sólo es un rango militar», defiende la concejala con un argumento con el que advierte de su postura contra cambiarla de nombre.

Tampoco tiene intención de modificar Álvaro López Núñez, Antonio Pérez Crespo, Fernández Cadórniga ni González Regueral. Este último fue asesinado por Durruti más de diez años antes del estallido de la Guerra Civil, con lo que su presencia en la lista tampoco responde a la Ley de Memoria Histórica.

Por su parte, el historiador Víctor del Reguero, uno de los mayores expertos en el periodos de la II República, la Guerra Civil y la dictadura franquista, reivindica la inmediata retirada del callejero de los nombres franquistas por respeto a la ley.

«Están en una situación de absoluta ilegalidad», recuerda el escritor, que pone como ejemplo la localidad de Armunia, en la que continúan nombrado vías los generales golpistas Mola, Sanjurjo y Yagüe, entre otros.

Asimismo, el escritor muestra su sorpresa ante el hecho de que nadie haya caído en la existencia de calles que, como Campanillas, tienen un carácter claramente franquista. «Esta calle se refiere al Cerro de las Campanillas de la Sierra de Madrid, donde lucharon numerosos falangistas leoneses», explica. Entre ellos, destaca José María Fernández, uno de los primeros muertos del bando franquista.

El profesor Francisco Carantoña considera «penoso» que después de 42 años de la celebración de las primeras elecciones generales, el Ayuntamiento de León mantenga en sus calles los nombres de personas que colaboraron en el golpe de estado de 1936.

«Eliminarlas es una cuestión de higiene y sorprende que las corporaciones de la democracia no se hayan ocupado de ello», denuncia Carantoña. El historiador sostiene que la actual mayoría de la Corporación sólo quiere dilatar el asunto. «Los enredos de Margarita Torres lo demuestran», subraya el escritor, que advierte de que la Comisión no tendrá tiempo, en los escasos tres meses que restan de mandato, de llegar a un acuerdo.

Francisco Carantoña recuerda que dedicar una calle es un reconocimiento que refleja «la historia y el espíritu de una ciudad». «Que el homenaje se otorgue a los criminales o a quienes actuaron en contra los principios y valores de nuestro sistema político mancha su imagen», defiende el profesor, que asegura que nadie quiere eliminar del callejero nombres de políticos conservadores.

«Se trata de eliminar de las calles a los artífices y colaboradores del golpe de Estado de julio de 1936 y a los políticos y militares que construyeron y mantuvieron el régimen dictatorial». Entre ellos, Carantoña destaca a los generales Mila, Yagüe, Lafuente o Aranda.