Zapatero: «Ahora no se dan las condiciones políticas para modificar la Carta Magna»
J. L. RODRÍGUEZ ZAPATERO, EXPRESIDENTE DEL GOBIERNO (2004-2011)
José Luis Rodríguez Zapatero remarca los «enérgicos» mecanismos del Estado para frenar «los intentos de ruptura» del país y matiza que el rediseño del mapa territorial no está en el horizonte político.
—¿Qué le preguntará a Mariano Rajoy en su primer encuentro frente a frente tras abandonar ambos la primera línea política?
—Le preguntaré qué tal se encuentra en su nuevo periplo. Estoy seguro de que me dirá, por propia experiencia, que muy bien.
—¿Cuál es su reforma de la Constitución?
— En mi primera legislatura propuse una actualización de la Constitución en algunos puntos concretos que no llegó a abordarse por falta de consenso. Sí pudimos llevar a cabo, en la segunda legislatura, con un muy alto respaldo parlamentario, la reforma del artículo 135 para consagrar el compromiso efectivo de todas las administraciones públicas con la regla de la estabilidad presupuestaria.
—¿Se rompe España?
—No.
—¿Qué ha impedido a al PP y al PSOE unirse para hacer frente al independentismo?
—El independentismo como expresión política es legítimo de acuerdo con la Constitución. Lo que no tiene cabida es la ruptura del marco jurídico-constitucional. Como se está comprobando, el Estado de Derecho cuenta con medios de diversa naturaleza y suficientemente enérgicos para frenar y dar respuesta a ese intento de ruptura. Esa reacción no requiere por sí misma de un acuerdo político, aunque este sería necesario para abordar el fondo del problema.
—¿No tienen cierta culpa los dos grandes partidos en el auge de los populismos?
—Esta cuestión tiene un mayor calado, tiene que ver con el impacto político que provoca en las democracias la gran crisis mundial que se desencadena a partir de 2008 y que se traduce en la emergencia en muchas de ellas de nuevas formaciones y de nuevas actitudes políticas de muy diversa índole. Está aún por ver su grado de arraigo y hasta qué punto comportan una renovación, y una renovación positiva, de lo que se denomina la vieja política.
—¿Sigue siendo necesaria la tensión durante las elecciones como planteaba usted en su última cita con las urnas?
—No sé si se sacó de contexto esa referencia, como ocurre con otras cosas. Yo me refería, a la tensión electoral, al momento en que los ciudadanos toman conciencia de que se van a pronunciar y a decidir democráticamente, a la conciencia que precede a la movilización y que a veces tarda en cuajar antes de la votación. Siempre es deseable en democracia una alta participación y a la izquierda le suele beneficiar.
—¿Qué opina de las fugas de dirigentes históricos a otras siglas políticas?
—No me parece que sean muchas ni muy significativas. No obstante, no sé si quienes las alientan son conscientes de que a la sociedad española nunca le ha gustado el transfuguismo.
—¿El estado de las autonomías está cerrado o León aún puede aspirar a ser una comunidad propia?
—El rediseño del mapa territorial no está en el horizonte político pero siempre he sido partidario de reconocer bien la diversidad territorial para integrar mejor la comunidad política en cualquiera de sus niveles, también en el autonómico.
—¿Qué le impidió, como presidente del Gobierno, reformar la ley electoral para que sea más representativa?
—Creo que el modelo electoral y representativo español ha funcionado razonablemente bien, preservando el equilibrio entre el favorecimiento de la gobernabilidad y un suficiente reflejo del pluralismo político e ideológico. Por otra parte, la reforma de la ley electoral solo debe hacerse con un amplio consenso.
—¿La pluralidad de ideologías que hay hoy en día permitiría cambiar la Constitución?
—Creo que en este momento no se dan las condiciones políticas para esa reforma por más que la consideráramos conveniente.
—¿Echa de menos partidos de centro?
—Siempre es discutible la cuestión de qué es el centro, dónde está y quien lo encarna mejor. En mi opinión, el partido más templado y que está mostrando mayor capacidad de representar a sectores sociales amplios es el PSOE.
—¿Qué impide a los partidos españoles alcanzar pactos de Estado para cuestiones como la Educación?
—Ha habido pactos de Estado en nuestro país, sin ir más lejos en la legislatura pasada se alcanzó un pacto sobre la lucha contra la violencia de género. Yo procuré impulsar los pactos tanto como líder de la oposición, lo cual es más difícil, como en el Gobierno. Es verdad que hoy hay un alto grado de confrontación en la política. Confío en que cambie tras las elecciones.
—¿Es preciso blindar en la Constitución los derechos de las mujeres?
—Si la Constitución se elaborase hoy, estoy seguro de que se recogerían mejor, más expresa y enfáticamente, esos derechos, pero creo que con la regulación constitucional vigente del principio de igualdad y no discriminación, que ha hecho posible desarrollos legislativos como el que representa la Ley de Igualdad y otros que se han aprobado y se aprobarán, junto a la labor de los tribunales, permite estar a la altura de este movimiento en favor de la igualdad efectiva que constituye uno de los grandes vectores sociales de nuestro tiempo.
—¿Los distintos gobiernos han favorecido las inversiones en el litoral mediterráneo frente al cuadrante noroeste?
—Creo que mi Gobierno y los que le sucedieron han hecho y están haciendo un gran esfuerzo en infraestructuras en el noroeste, especialmente en lo que supone la gran inversión para extender la alta velocidad ferroviaria. Y, de hecho, en el Este de España existe una gran demanda pendiente, el llamado Corredor del Mediterráneo.
—¿Una sola receta para la despoblación, para que los jóvenes no tengan que irse?
—Este es un desafío de una gran magnitud y dificultad que requiere de una acción integral, no hay una sola receta, para promover un reequilibrio territorial que es justo y socialmente necesario, y para el que las políticas de sostenibilidad medioambiental resultan clave.
—¿Añora su paso por La Moncloa?
—En absoluto.
—¿A dónde llevaría ahora mismo a tomar un corto a Rajoy?
—Como tenemos una buena relación, me tomaría una cerveza o un vino con él en cualquier sitio. Estando en León… ¿qué lugar más idóneo que el Húmedo?
—¿Dónde estaba usted hace 40 años cuando nació la Universidad de León y qué recuerda de aquella época?
—Pertenezco a la primera promoción de Derecho de una jovencísima Universidad por la que todo León luchó. Lo recuerdo muy bien, fue un momento decisivo para esta tierra. Y mi memoria de aquella España, que apenas había iniciado su andadura democrática, me lleva a concluir, cuatro décadas después, que nuestro país ha mejorado desde entonces en todo.