Medidas incumplidas frente a los efectos de la línea continua
La imposición de la línea continua durante los tres kilómetros más críticos del trazado de la N-120 al oeste de la capital leonesa se trató de compensar con medidas paliativas; todas, se anunciaron elementales para la seguridad vial, especialmente para garantizar la de los habitantes de estos núcleos urbanos.
Ninguna se ha llevado a cabo hasta el momento en los términos prometidos, ni siquiera los pasos de peatones, que se anunciaron con elementos luminosos verticales y horizontales para blindar a los usuarios ante el tránsito acelerado y sin regulación que acomete a diario a esta traza. No se han instalado los semáforos con pulsador que prometieron los responsables del Gobierno, una solución que sí alcanzó a otras travesías de la misma carretera, pero que no han alcanzado al término municipal de Valverde; y también permanece lejos de su ejecución el desvío de camiones de la nacional a la autopista de peaje León-Astorga, una de las demandas más reclamadas y esperadas en las localidades que conviven con la presión circulatoria en esta arteria. Ese es pobre balance de cumplimiento de las medidas que se iban a implementar frente a los efectos colaterales de la una raya continua que en cuatro años ha terminado por convertir la nacional en un pasillo angosto; la línea continua es un exponente más de la carrera de obstáculos que complica la circulación a lo largo de esta vía, con más de veinte mil vehículos, y la intensidad media más alta de cuantas forman la red principal de la provincia leonesa. Los usuarios esperan aún ver hechas realidad alguna de las demandas estructurales para aliviar la situación.