Cuarenta años de aquella «dignidad de la política»

Cuarenta años después de las elecciones que les hicieron concejales, los supervivientes de la primera corporación democrática del Ayuntamiento de León se sentaron ayer de nuevo en el salón de Plenos de San Marcelo. Aquellos «chavales» que ahora son «unos viejos», rememoraron los tiempos en los que «ser político era un orgullo y la gente en todos los sitios» les tenía «un respeto por estar trabajando y ayudando a los demás».

«Esa dignidad de la política es lo que nosotros echamos de menos», como describió Maximino Barthe, portavoz del PSOE y promotor del reencuentro, quien reclamó a los ediles actuales que se planteen «qué se está haciendo mal o qué es lo que hacer para que la política vuelva a tener ese respaldo de los ciudadanos que se sienten representados con su voto en unos concejales que están trabajando».

Imagen de la primera corporación, salida de las elecciones del 3 de abril de 1979. ARCHIVO MUNICIPAL

De izquierda a derecha: Ángel Capdevila, Esther Santás, César Roa, Manuel Cabezas, Javier Fernández Costales, Silván, Roberto Merino, Maxi Barthe, Salustiano López Contreras y María Dolores Otero. RAMIRO

Pese a que «la ciudad prácticamente en dimensiones ha cambiado muy poco», nada tiene que ver el Ayuntamiento actual con aquel de 1979 en el que «el presupuesto era de 800 millones de pesetas», poco más de 4,8 millones de euros frente a los 131 millones de hoy en día, y en el que se encontraron con «cerca de 400 funcionarios, cuando ahora son casi 2.000», como describió Barthe.

Las estrecheces no evitaron que los miembros de esa corporación vivieran «una época apasionante por el ansia» que tenían de «participar en la vida democrática», como expuso el portavoz socialista, quien reseñó que los ciudadanos de hoy no pueden «imaginar» lo que era para ellos, que habían «sufrido la dictadura», verse «reflejados en una Carta Magna que recogía lo que iban a ser los derechos y libertades de todos».

La Constitución no evitó que fuera «difícil hacer la transición de reuniones clandestinas a sillones de poder», como ironizó Roberto Merino, histórico del Partido Comunista de España (PCE). «Ya era hora de que alguien se acordara de nosotros», bromeó quien fuera primer teniente de alcalde de esa corporación en la que los votos comunistas hicieron primer alcalde de la democracia, aunque sólo fuera por 6 meses, al socialista Gregorio Pérez de Lera. Su viuda, Adela Borge, hoy concejala, disfrutó del reencuentro con los demás asistentes: Manuel Cabezas, Esther Santás, Ángel Capdevila, César Roa, María Dolores Otero, Salustiano López Contreras y Javier Fernández Costales. Faltaron Lorenzo López Trigal por motivos profesionales y Ángel Formoso y David Belinchón por salud. Hubo recuerdos para los otros 15 que ya no están y a los que se citó en las anécdotas durante la reunión en la sala de comisiones y en la comida posterior. «Reflejáis el legado de trabajar por la ciudad, cada uno en vuestro ámbito ideológico, pero siempre con el compromiso de mejorar León», les reconoció el alcalde, Antonio Silván.