El reto de devolver el agua al cauce entre paredes impermeables
El desastre ambiental que la obra de Adif ha generado en la cordillera cantábrica, con especial incidencia en la vertiente leonesa y en la cuenca del Bernesga, parece irreversible. Muchos de los procesos de replanteo de proyectos que se han sucedido en torno a las galería de la Variante tienen que ver con las fugas de agua, la rotura de manantiales y cauces hidrológicos, que sucumbieron al paso de la cuchilla de la tuneladora y no han vuelvo a su ser; no es lejana la imagen de los túneles tomados por un torrente que condicionó los trabajos y abrió un litigio de vecinos y localidades afectadas en el norte de la provincia leonesa que aún está en trámite; y en varios frentes, incluido el de la administración fiscalizadora de la Unión Europea.
La incógnita a partir de ese nuevo arranque que se precipitó para el remate de la obra es saber si el agua de los afluentes leoneses va a volver por su cauce, más allá de que el proceso de sellado impida que entre en los túneles.