Diario de León

Una parte de la población ‘exprimida’ que modifica la estructura social

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«Los hogares con ingresos medios han visto su calidad de vida estancarse o empeorar, mientras que los que ingresan más acumulan más riqueza». Es la situación de la ‘exprimida’ clase media, que sustentó el crecimiento económico y la estabilidad en la segunda mitad del siglo XX, y que no ha conseguido en buena parte mantener sus ingresos en los últimos años. Además, España es el único país de la OCDE donde casi toda la población que ha abandonado la clase media ha pasado a la clase baja. Un ‘vaciado’ en el que muy pocos han conseguido ir a mejor.

Los expertos señalan que la presencia de una fuerte y próspera clase media es la que apoya las economías y las sociedades saludables». Las aspiraciones de esta clase se centraban el siglo pasado en tener una vivienda, estabilidad laboral y recursos suficientes como para mantener un consumo que consideraban aceptable, e invertir en la educación de sus hijos. En ese entorno, su respaldo a las instituciones democráticas y los servicios públicos era consistente.

En los últimos años, sin embargo, a aumentado el coste de la vida en mucha mayor medida que los ingresos, el envejecimiento dispara los gastos en salud y el coste de la formación de los hijos es mayor. También el coste de la vivienda en las grandes ciudades, donde están los salarios más elevados. En España la vivienda sigue siendo el principal gasto para la mayoría de los ciudadanos, y supone un coste sobre sus ingresos un 25% superior a lo que era en los años 90. Aunque el informe incide en que este factor es culturalmente más importante en España que en otros países.

Según la OCDE, un joven de clase baja tiene hoy muchas menos posibilidades de alcanzar la clase media que en el pasado, porque las generaciones mayores están más protegidas en el mercado laboral y porque los trabajos mejor remunerados exigen una elevada cualificación. Además ahora «son necesarios dos sueldos para alcanzar el mismo nivel de vida».

Una problemática a la que se suma la creciente desigualdad, ya que mientras el 70% de los baby boomers (nacidos en los 60) alcanzaron la clase media con poco más de 20 años los millennials (nacidos a partir de los 80) sólo lo alcanzan en un 60% de los casos.

El empeoramiento de las perspectivas hace que el tejido social sea menos estable y cohesionado, lo que permite el crecimiento de los populismos y de movimientos como los chalecos amarillos.

Otro de los factores sobre los que alerta el informe de la OCDE es la automatización del mercado laboral. Muchos de los empleos de la hasta hace poco clase media han sido o serán reemplazados por la tecnología, lo que también provoca una frustración social que también incide en el debate político.

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