La Audiencia condena a un varón a seis años de cárcel por agredir sexualmente a una joven
m.a.z. | LEÓN
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial ha condenado a seis años de prisión a un varón de 28 años, nacido en Madrid y residente en la capital, como autor de un delito de agresión sexual, «que concluyó con la desfloración contra su voluntad» de una joven de 20 años de edad, a la que acababa de conocer en un pub del Barrio Húmedo. La pena añade una indemnización de 30.000 euros a la víctima.
Los hechos ocurrieron en febrero de 2017. Agresor y agredida entablaron conversación y luego se pusieron a bailar, besándose en alguna ocasión.
Una vez en la calle, el acusado sugirió a la denunciante que fueran a su domicilio. Ella se negó y dijo que quería irse a su casa, a lo que él repuso que no pasaba nada, que darían un rodeo y que luego la acompañaría. Siguieron caminando por varias calles y volvieron a besarse en alguna ocasión más.
En realidad, según la sentencia, el acusado condujo a la denunciante hasta el inmueble donde residía y la invitó a pasar, con una nueva negativa de la muchacha, que le dijo que lo que quería era irse para su casa.
Entonces, el individuo se sentó en un peldaño de las escaleras y ella en otro más abajo, momento en que comenzó a meter las manos entre las piernas de la denunciante tocando sus partes íntimas, ante lo cual esta se apartó y se levantó rápidamente al tiempo que le decía que no quería continuar. La metió en el ascensor entonces, donde trató de penetrarla tras bajarle a la fuerza el pantalón y las bragas, pero la joven presentó resistencia y comenzó a mover todo su cuerpo para no ser penetrada. Trató de escapar, pero al tener los pantalones bajados se cayó.
El acusado no cesó en su s intentos hasta que consiguió su objetivo, si bien la joven logró zafarse a lo que él repuso: «¡No me ha dado tiempo, hija de puta, zorra!».
La forense apreció a la víctima dos desgarros en el himen, puesto que nunca había mantenido relaciones sexuales. Su relato de los hechos es «firme y seguro», pese a que en el juicio sufrió varios episodios nerviosos durante su declaración, dice la sentencia, que señala que la versión del acusado, que niega la autoría de los hechos, se ve desvirtuada por la prueba de cargo.