El Solitario, uno de los presos más peligrosos de Mansilla, cambia de comportamiento y logra una mejora de calidad de vida en la cárcel
Autor de 36 artacos en un periodo de trece años, en los que acabó con la vida de dos agentes de la Guardia Civil, está condenado a 80 años de prisión
Jaime Giménez Arbe, 'El Solitario'.
Jaime Giménez Arbe, ‘El Solitario’, recluso del Centro Penitenciario Provincial de Villahierro, cambiará su condición a la de preso de segundo grado por decisión de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, aunque lo mantendrá en la penitenciaría en Mansilla de las Mulas.
El segundo grado es el régimen ordinario más habitual en las prisiones. La separación interior en el centro, además de basarse en los criterios de sexo, edad, antecedentes, estado físico o mental, se ajusta a las necesidades del tratamiento, a los programas de intervención y a las condiciones generales del centro.
El Solitario procedía de Teixeiro (A Coruña). Autor de 36 artacos en un periodo de trece años, en los que acabó con la vida de dos agentes de la Guardia Civil, acumula cuatro condenas. La última es de 20 años y medio de prisión impuestos por el Tribunal Supremo por el atraco de una entidad bancaria en Vall d’Uxó (Castellón). Por el asesinato de dos guardias civiles en Navarra se le impusieron 47 años de prisión y ,en los otros dos casos, el Supremo sentenció a Giménez Arbe a 13 años por robo, lesiones y tenencia ilícita de armas, y cinco años y tres meses por robo y falsedad documental. Tiene 62 años de edad en la actualidad, está divorciado y tiene dos hijos.
Su primer golpe tuvo lugar el 2 de mayo de 1994 en el Banco Exterior de España en Viveiro (Lugo), donde se apoderó de 5.600.000 pesetas y se llevó consigo el carné de identidad de un empleado. Durante el atraco, pegó un tiró intimidatorio, recogió el casquillo y gritó a los atemorizados empleados: «Ya os dirá la policía de qué calibre es». Giménez Arbe, asegura que escribirá un segundo libro contando sus vivencias cuando consiga la libertad.
El trabajo y la formación tienen la consideración de actividades básicas en la vida del recluso de segundo grado. El horario y calendario de actividades son fijados por el consejo de dirección, respetando diariamente ocho horas de descanso y dos para asuntos propios del interno o interna, así como tiempo suficiente para atender actividades terapéuticas y culturales y a las comunicaciones con familiares o amigos. Dicho horario es de obligado respeto.
Los internos e internas están obligados a realizar las prestaciones personales necesarias para el mantenimiento del buen orden, la limpieza y la higiene en los establecimientos.