Socialista de cuna por un camino de espinas

Mamó el socialismo y lo hizo en el seno de una de las familias más ligadas a las siglas del PSOE, los Nanetes. José Antonio Diez es sobrino de Fernando y Alberto Díaz Aznar, quienes fueron militantes socialistas activos en la clandestinidad y se encontraban entre los fundadores del PSOE de León en 1977. Toda su familia estuvo comprometida con el puño y la rosa y aún, ayer en el salón de Plenos, su madre estaba nerviosa ante la posibilidad de que un «traidor» evitara que su hijo no lograra su objetivo, porque su vinculación socialista desde la cuna no le ha puesto un camino de rosas dentro de un partido que en los últimos tiempos ha sufrido varias crisis internas tanto a nivel provincial como nacional.

La tenacidad es una de las palabras que más utilizan sus compañeros de partido para definirle. Una tenacidad que le ha llevado a la Alcaldía de León después de entrar en la política activa en 2007 de la mano de Francisco Fernández, quien le designó como concejal de Policía y Tráfico, y del que se convirtió en su verdugo político al erigirse como líder de la corriente crítica del partido municipal cuando Fernández perdió en las elecciones de 2011. Desde entonces ha permanecido paciente en la bancada de la oposición esperando a coger el bastón de alcalde, peleando por hacerse con la portavocía del PSOE en el Ayuntamiento y la secretaría general de la agrupación local del partido, que consiguió en ambos casos con una firme posición en la facción crítica que le acarreó incluso una amenaza de expediente de sus compañeros para finalmente «lograr el consenso» e ir eliminando poco a poco adversarios hasta formar un equipo afín a su proyecto socialista. En su época como concejal de Policía se ganó el apodo de ‘Sheriff’. Quienes le conocen aseguran que «su carácter repentino», sumado a su «estructura física» le dan esa imagen de «autoritario», frente a su carácter real: «Un ortodoxo de la responsabilidad». Ahora, con un gobierno en minoría, deberá demostrar esa capacidad de diálogo y escucha que venden sus afines, quienes no le consideran una persona impulsiva ni de verbo fácil, pero sí dispuesto a escuchar con cautela y valorando propuestas. Licenciado en Geología, trabajó en el sector privado hasta que fue elegido concejal y se volcó por entero en la política aunque ya a finales de los 90 colaborara con la agrupación local del PSOE, siguiendo los pasos familiares, en segunda fila. «Nunca desfallece», apuntan los que le conocen tras recordar que lleva casi una década de concejal y que tenía claro que esta «era su última oportunidad» para ser alcalde. Sus compañeros valoran su estrategia «de una oposición responsable», que ayer le permitió asomarse al balcón de San Marcelo con su familia.