La tapadera caída de la urna, el crucifijo ambulante y Ubuntu

Con 20 días de retraso, la corporación del Ayuntamiento de León se constituyó a media mañana sin sobresaltos, después de un mes de enredos judiciales. Quizá por eso, cuando el presidente de la mesa de edad, el socialista Álvaro Pola, arrancó la tapa de la urna de votación y se le cayó al suelo a los presentes se les alumbró el espectro de la mesa electoral de las Pastorinas. No hizo falta impugnar el resultado porque bien sabían todos el sentido de sus votos. La única incertidumbre fue la que tuvo al ordenanza entretenido en poner y quitar el crucifijo durante la promesa o jura del cargo de cada uno de los ediles. En el PSOE, sólo Diez y Canuria prefirieron tener encima de la mesa la cruz, mientras que en el PP y en Ciudadanos todos siguieron la fórmula tradicional con el símbolo, al igual que les pasó a los leonesistas, salvo Maite Fernández. No le molestó ni siquiera al podemita Nicanor Pastrana, que lo mezcló con una fórmula de filosofía africana: «Ubuntu», cerró.