OTRO VERANO DIFÍCIL
Sin sombra...y sin nido
Las aves urbanas son las más afectadas por la poda tardía de árboles como la de León, señalan los expertos ambientalistas, ya que les impide cumplir con los ciclos reproductivos normales
El Ayuntamiento de León viene recibiendo desde hace años críticas políticas y quejas vecinales que afirman que las labores de poda de árboles se atrasan y ocupan buena parte de principios del verano. Los principales damnificados no son solo los ciudadanos, que entrado ya el buen tiempo no pueden aprovechar la sombra de las copas, sino que las aves urbanas que anidan en primavera se ven obligadas a abandonar las ramas.
Palomas, tórtolas, jilgueros y mirlos no pueden anidar ni criar ante la imposibilidad de encontrar un entorno adecuado. El catedrático jubilado en zoología de la Universidad de León Pancho Purroy es contundente: «Con este tipo de poda la reproducción de las aves colapsa».
«No se entiende que el calendario del ayuntamiento no se ajuste a los ritmos de la naturaleza: si esto lo hace un particular se le cae el pelo», añade.
Purroy, en el parque de San Francisco. JESÚS F. SALVADORES
Desde el área de Parques y Jardines del consistorio de la capital se afirma, sin embargo, que los calendarios marcados siguen criterios «técnicos y acordes con la legislación» y se organizan de «noviembre a marzo», con algunos ajustes según las condiciones meteorológicas del invierno, como que sea más o menos lluvioso. «De hecho, recibimos quejas de vecinos que se les meten ramas en las ventanas, generan suciedad…», indica un técnico del servicio municipal. Estas podas alejadas del invierno permitirían, según esta fuente, controlar la población de estorninos y palomas sin acudir a métodos «más agresivos».
CONTENTAR A UNOS Y A OTROS
Pero la defensa que se hace desde el Ayuntamiento de León contrasta con que las últimas zonas en podar no hayan sido las más cercanas al Bernesga, como el Paseo de la Condesa —donde se aduce que causan más problemas—. Por ejemplo, la Avenida de los Reyes Leoneses ‘luce’ todavía una ausencia total de hojas en sus árboles, en una zona especialmente desprovista de vegetación y sombra.
Cómo ayudar a las aves
El Ayuntamiento no cuenta con datos sobre qué aves anidan en la ciudad, salvo una estimación de los estorninos hecha hace tantos años que no puede reflejar la situación de 2019, y con ello poco se puede hacer para ayudar a los pájaros que conviven en la ciudad. Para la ciudadanía, en los casos más alarmantes como encontrar unas crías en el suelo, Pancho Purroy aconseja no coger o tocarlas: «Aunque parezcan indefensas, están alimentadas por sus padres». Y no tanto darles de comer en verano, cuando tienen acceso a gran cantidad de insectos, sino darles grano en invierno, cuando es más difícil de encontrar. «Lo que necesitan especies como los gorriones (amenazadas en grandes urbes como Londres o Ámsterdam) es pastizales cerca de los nidos. En León van bien», incide.
Muchas de las protestas desde el ámbito político, lideradas la pasada legislatura por la formación que accede ahora al Gobierno municipal, el PSOE, culpan a las necesidades organizativas de la concesionaria de los trabajos para no ajustarse a las de la vegetación. Acciona, la empresa responsable, no ha querido confirmarlo ni desmentirlo y señala al ayuntamiento como único responsable de la gestión.
Pancho Purroy, presidente de la ONG SEO/Birdlife de 1988 a 1998 y Gran Cruz de la Orden Civil del Mérito Medioambiental en 2013, insiste en su crítica a los recortes de hojas y ramas que se realizan fuera del invierno: «Las aves que no emigren el próximo otoño, como los mirlos o los zorzales, no tendrán frutos de los que alimentarse».
«No se comprende que al Ayuntamiento quiera sumarse a un proyecto europeo para fomentar la biodiversidad en el Parque de Quevedo y luego hacer lo que le hacen a los árboles», concluye Purroy.
Va siendo hora de adaptarse»
La plataforma León Actúa denunció el pasado 10 de julio que el plan de poda no se cambia desde 1979. Critican, con ello, que solo se hagan modificaciones puntuales según las necesidades de cada año: «Paralizar la poda de árboles o cambiar su comienzo dependiendo de por donde sople el viento no soluciona el problema de raíz». «La cruda realidad es que nadie se acuerda de revisar del ‘planning’ de poda para adaptarlo a las nuevas necesidades de la ciudad», recalcan desde la organización. E ironizan: «Tal vez no sería la solución definitiva. Pero seguro que algo iba a ayudar, que 40 años ya son suficientes». «Hace falta hablar con las asociaciones vecinales y tomar nota de lo que te dicen», instan.