Diario de León

Hernández: «No hay nuevas amenazas, solamente que ahora tenemos internet»

El director general del Incibe recuerda que «toda tecnología es vulnerable» y llama a la concienciación.

Alberto Hernández, director general del Incibe, y María J. Muñiz, jefa de Economía de Diario de León. MARCIANO PÉREZ

Alberto Hernández, director general del Incibe, y María J. Muñiz, jefa de Economía de Diario de León. MARCIANO PÉREZ

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m. j. m. | león
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«A veces vemos la ciberseguridad como algo raro, pero es algo que nos afecta a todos. Todos somos potenciales víctimas de un ciberataque, porque todos tenemos algún dispositivo móvil». El director general del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), Alberto Hernández, participó ayer en las jornadas La economía a debate en León, que organiza Diario de León en el Club de Prensa. Hernández hizo un repaso de algunos de los principales ataques que los sistemas privados y estatales han sufrido desde 2007, y la respuesta que se les dio en cada caso. Advirtió de que «todos los días detectamos decenas de miles de sistemas infectados en el país», y que estos ataques se multiplican con la expansión del internet de las cosas. «Pronto habrá más de 50.000 millones de dispositivos contectados en el mundo, y ninguno somos ajenos a esto. Desde un teléfono móvil a una televisión, cada vez más aparatos están conectados a la red. Y eso nos hace vulnerables».

El responsable del instituto señaló, sin embargo, que en el entorno actual, globalizado e interconectado, «no existe ninguna amenaza nueva. Son las mismas de toda la vida, sólo que ahora tenemos internet».

Hernández hizo hincapié en el peligro que suponen las ‘fake news’ en el entorno actual. «Siempre han existido, desde los tiempos de Marco Antonio y Cleopatra. Pero ahora son capaces de llegar en segundos a todo el mundo y a miles de usuarios. Y a menudo se consume la noticia falsa, pero se ignora si llega a corregirse». Lo que supone una enorme capacidad de influir en el comportamiento de una sociedad que «cada vez tiene una mayor dependencia electrónica», señaló.

Respecto a la evolución en la detección de ciberataques (Incibe tiene encomendada la protección de las personas y el sector empresarial privado) el director general recordó que las redes permiten que los incidentes sean asimétricos, «con una acción pueden conseguir una enorme repercusión mediática y mundial»; y además están amparados en el anonimato y pueden actuar en miles de puntos desde una sola operación. En este sentido Hernández advirtió de que «toda tecnología es vulnerable, nunca serán seguras al cien por cien».

Y menos «con el bajo nivel de concienciación que existe tanto en las personas como en las empresas. Seguimos teniendo un nivel de confianza enorme a la hora de actuar con las redes, sin pensar que bajar aplicaciones o acceder a determinados sitios puede generar enormes problemas de seguridad».

Sobre la lucha contra los ciberdelitos destacó la colaboración de Incibe con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, no sólo a la hora de identificar incidentes sino desarrollando tecnologías que permiten agilizar y hacer mucho más eficaz la labor investigadora de los agentes. Especialmente en aquellos delitos que tienen como víctimas a los niños y se centran en los abusos.

Más allá de las amenazas y las herramientas que se desarrollan para luchar contra el cibercrimen, Alberto Hernández quiso hacer hincapié en las posibilidades que ofrecen los retos que plantean las nuevas tecnologías. «Es una gran oportunidad de generar riqueza y empleo, por eso buena parte de nuestras actuaciones como herramienta pública es impulsar la industria competitiva e internacionalizada relacionada con las soluciones de ciberseguridad; además de fomentar y promover el talento y las nuevas vocaciones en esta materia. El próximo año Europa tendrá un déficit de un millón de profesionales para atender sus necesidades de ciberseguridad. Es una enorme oportunidad y España tiene capacidad para formar a profesionales punteros, que sean capaces de innovar de forma disruptiva. Porque hoy no somos ni siquiera capaces de imaginar qué va a ocurrir dentro de tres años, y cuáles serán las tecnologías entonces».

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