El tren que une el Cantábrico y Valencia recibe cuatro veces más que el noroeste
l. urdiales
La inversión que se ejecuta para poner en marcha la conexión de los corredores del Cantábrico y el Mediterráneo multiplica por cuatro la cantidad que Fomento anunció para modernizar el ferrocarril del noroeste; la expansión del Corredor Atlántico mengua si se pone en la misma balanza que pesa el empeño del Gobierno por desarrollar el eje entre dos mares, a través del valle del Ebro: 12.000 millones de euros, en ejecución, para tener en servicio el enlace en 2023; una autopista ferroviaria, que se asentará sobre dos vía de ancho ibérico electrificadas y dos vías de ancho convencional de altas prestaciones. El noroeste se queda relegado ante el avance de esta intervención. El desarrollo del corredor interior que dará más fuste al Mediterráneo tiene uno de sus ramales en proceso; el tramo que llega desde el Cantábrico a Zaragoza cuenta todos el proceso ya iniciado, en fase de ejecución o ejecutado. Y estará concluido en un plazo máximo de cuatro años. Otra dosis de agravio para el anhelo de extensión del Noroeste, pendiente aún de definir los proyectos con los que acudirá al concurso de ayudas que reparte el programa Conectar Europa en el año 2021. Doce mil millones para el modelo de modernización de infraestructuras que añora el extremo noroeste del país. Sólo para adaptar el tramo del dominio del nudo de Bergara, de una extensión aproximada a una docena de kilómetros, se redondea una inversión de 550 millones de euros.
El cuadrante noroeste de España, León, Asturias y Galicia, tendrá que llegar a final de este año con 370 millones de inversión en infraestructuras, si se hace realidad la promesa con la que José Luis Ábalos acompañó el apoyo del Ministerio de Fomento la modernización de las conexiones ferroviarias que darán paso a la extensión del Corredor Atlántico hacia la periferia del país.
Por el contenido de las dos intervenciones, la que se realiza entre el Ebro y el País Vasco y la que se planifica entre León y Vigo y León y Gijón, el noroeste tampoco aguanta la comparación: allí, se avanza hacia cuatro carriles ferroviarios (dos de anchos ibéricos y dos internacionales, dos para el AVE y dos de mercancías y viajeros); el AVE a León avanza por vía única a lo largo de más de un centenar de kilómetros.
Para poner al día el eje León-Vigo, referencia principal en materia de movimiento de mercancías del Corredor Atlántico, se prevé invertir una cantidad de 600 millones de euros, casi idéntica a la cuantía que se emplea para adecuar a las exigencias de la competitividad el citado nudo de Bergara; en la localidad guipuzcoana se emplean para un trazado de poco más de 12 kilometros; entre la capital leonesa y el puerto de Vigo está en juego la dotación de eficiencia de más de cuatrocientos kilómetros .
El plan director del Corredor Atlántico se presentó con una inversión global de 3.500 millones de euros para dotar de una posibilidad de avance al extremo noroeste del país; la inversión global se desglosa en 1.290 millones dedicados a renovar estructura y 2.200 para intervenir en obra de nueva construcción. Se incluye la actuación de la Variante, la modernización de l conexión de León con el puerto del Musel; el enclave nodal de Monforte de Lemos y Torneros, la oportunidad logística.
Extender el corredor Atlántico hacia el noroeste se ha convertido desde hace dos años en la principal reivindicación de los agentes económicos y sociales de este cuadrante; una opción, en contraposición al eje Mediterráneo; en la comparativa se olvidó tomar como referencia el aluvión de millones del enlace ferroviario que enlazará el Cantábrico con Valencia, vía Zaragoza.