Ocio nocturno y pisos turísticos en el desierto demográfico
En el casco histórico apenas resisten en la actualidad poco más de 2.600 personas con una edad media que ronda los 70 años y sin apenas niños. La radiografía empeora todavía la situación degradada que se pintó a finales de los años ochenta, cuando se planificó la primera actuación después de constatar que quedaban 6.000 habitantes, la mitad que tres décadas antes, y que el 40% de las viviendas estaban desocupadas. Hoy, estos vacíos se cubren en parte con las viviendas de alquiler para uso turístico, no todas ellas debidamente registradas, que se instalan dentro de un entorno tomado por 229 bares y pubs con actividad sobre todo en horario nocturno en fiestas y fines de semana. Como consecuencia, se apuntan cada vez más bajas en el vecindario, afectado también por los elevados precios de alquiler y venta a pesar de que los inmuebles abandonados. El documento incide en la necesidad de actuar sobre estos problemas, a la vez que se mantiene la esencia de la estructura urbana, que perdura «casi intacta desde la Alta Edad Media» con «una arquitectura popular relativamente pobre y, por tanto, muy expuesta a las transformaciones estructurales y funcionales espontáneas». Su diseño realza los más de un media docena de monumentos históricos relevantes que hay en la ciudad antigua. La suma tiene que ser una de las enseñas del desarrollo de León.