La abstención será un voto el 10-N
Las encuestas auguran una caída de hasta 10 puntos en la provincia leonesa como castigo a la imposibilidad de los partidos para llegar a un acuerdo.El descenso podría abaratar el precio del escaño en la circunscripción leonesa
Hay un voto inexistente que tendrá su significado el próximo 10 de noviembre. El voto que no existe. No se trata del nulo: aquel que queda fuera de la contabilidad por estar rasgado, deteriorado o tuneado. Ni siquiera el blanco: ese voto con el que fantaseó José Saramago en Ensayo sobre la lucidez , la novela en la que describió el escenario que se generaría si el 83% de los electores introdujera el sobre en la urna sin nada dentro. El voto que tendrá un significado muy concreto en los comicios generales del domingo de la próxima semana, apenas medio año después de la anterior cita para elegir a los integrantes del Congreso y el Senado, será el de quienes decidan quedarse fuera de la convocatoria y no participar. Si se cumplen las encuestas, el porcentaje estará por encima del 35%: un panorama en el que los politólogos insisten en que se favorecería la concentración en los dos grandes partidos de los bloques de derecha e izquierda, en perjuicio del resto de las opciones políticas.
El pronóstico cuadra de pleno con los augurios demoscópicos que hay sobre la mesa para la provincia leonesa. Dentro de la tendencia que recogía esta misma semana la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), a pesar de que las entrevistas telefónicas fueron anteriores a la polémica sentencia del procés , los altercados de Cataluña y la exhumación de Francisco Franco, León se aventura por la senda de retorno al bipartidismo.
Los politólogos auguran que la caída de votos en las urnas beneficiará a los dos partidos mayoritarios
Pese a estos pronósticos, hay precedentes de baja participación en la provincia que ha derivado en arcos políticos con más de dos partidos que obtienen representación: en 2015, con un 66,5%, el PP logró dos escaños, mientras que el PSOE, Podemos y Ciudadanos se repartieron uno cada uno. En esta ocasión, la cifra incluso podría quedar por debajo e incluso acercarse al 63,7% de 1979, que es el peor guarismo histórico contabilizado en la provincia leonesa en unos comicios generales. Por contra, los mejores se sucedieron en 1982, con la eclosión del felipismo, y 1996, la irrupción del aznarismo, en los que se alcanzó el 77% de electores que decidieron ir a las urnas para depositar su voto o que lo enviaron por correo.
COSTE ELECTORAL
La reducción que se aventura en las encuestas, con hasta 10 puntos de retroceso con respecto al 75,92% de hace seis meses, repercutirá en la bajada del precio del escaño. No será tan costoso para los partidos políticos conseguir un acta como en los comicios del pasado 28 de abril, cuando la participación alcanzó a 293.712 personas, el 75,92% del electorado provincial en ese momento. Entonces, el último diputado, que correspondió al segundo de los socialistas, se repartió con 47.417 papeletas.
Muy lejos se quedaron los demás de arrebatárselo: a Podemos le hubieran hecho falta 12.624 sufragios más para sumar a los 34.794 conseguidos; Vox hubiese necesitado otros 13.969 votos para incorporar a los 33.449 logrados; los populares vieron a una distancia de 26.696 sufragios la consecución de su segundo escaño; y Ciudadanos estuvo a 44.223 papeletas de que alguien acompañara a Justo Fernández, quien se asentó en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo con 50.612 apoyos.
Fuera de estos resultados de las generales, si se tienen en cuenta como referencia los comicios autonómicos del 26 de mayo, a la UPL le habrían hecho falta 20.857 votos por encima de los 26.560 que registró en esa cita.
Las más baja se dio en 1979 y las más altas con el felipismo en 1982 y el aznarismo en 1996
Con el listón en el 65% de participación, lo que supondría que acudieran en la provincia leonesa a las urnas 280.841 personas, el precio del escaño en las elecciones del 10 de noviembre en León se augura en el entorno de los 42.000 votos. Salvo que se diera una concentración en el PP y el PSOE similar a las épocas más asentadas del bipartidismo, la polarización de opciones políticas a las que las encuestas dan foco permiten establecer este horizonte para que los partidos políticos consigan uno de los cuatro actas que se dirimen en el Congreso de los Diputados y los cuatro escaños que le toca repartir a la provincia leonesa.
Ya hay un primer indicador que apoya las previsiones de bajada de la participación electoral en la provincia. El voto por correo solicitado por los electores en León desciende de 22.466 personas en los comicios del 28 de abril a tan sólo 13.502 para los del 10 de noviembre, según los datos oficiales facilitados por Correos con fecha de 30 de octubre, a tan sólo un día del cierre de plazo. El dato supone una caída del 41,9%, lo que supone un retroceso muy por encima incluso de la media nacional, que queda en el entorno del 30%.
El voto por correo en la provincia se queda un 41,9% por debajo de hace 6 meses
Las delegaciones provinciales de la Oficina del Censo Electoral, tras comprobar la inscripción de los solicitantes en el censo, «remiten los envíos con la documentación electoral a la dirección indicada por el elector en la solicitud, con carácter certificado y urgente», según apuntan desde Correos. La empresa estatal «distribuye dicha documentación y se responsabiliza de realizar al menos dos intentos de entrega en mano al propio destinatario» y deja «el aviso para que vaya a recogerla a su oficina en caso de no haber sido posible realizar la entrega en persona». El solicitante tiene de plazo hasta el viernes, 8 de noviembre, para depositar el sobre con su voto en cualquiera de los cerca de 8.600 puntos de admisión con que cuenta Correos en toda España, en su horario habitual y, como máximo hasta las 14.00 horas. Para favorecerlo, las oficinas abrirán el domingo de 09.30 a 14.30 horas y desde el día 4 ampliarán horarios.