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El Mediterráneo absorbe 2.000 millones de inversión anual y amplía el agravio al noroeste

 1.500 empresarios del arco levantino exigen la finalización de aquel corredor en 2025, en una demostración de poder social y económico

El President de la Generalitat Valenciana,Ximo Puig,con el Presidente de AVE,Vicente Boluda,el Presidente de Mercadona,Juan Roig,y el Conseller de Política Territorial,Arcadi España, en el acto en defensa del Corredor Mediterráneo organizado por la Asociación Valenciana de Empesarios que ha contado con más de 1.000 empresarios de todas las comunidades autónomas por las que discurre el trazado. MORELL

León

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L. urdiales | león  

Otra vez, el Corredor Mediterráneo vuelve a sumar varios cuerpos de ventaja en el empeño de eje vertebrador del territorio, en ese pulso que agranda la brecha social y económica con el extremo noroeste del país; la fachada del sureste de la península acaba de sumar la voluntad de 1.500 empresarios a la voluntad de disponer en seis años de un trazado de doble vía, de mercancías y viajeros, entre Algeciras y la frontera con Francia, mientras en la otra parte del mapa aún está por discute sobre las estructuras que se deben apoyar para sacar el Corredor Atlántico al norte y al oeste de León; incluso, hasta el cauce adecuado para hacerlo.

 

El resultado salta de nuevo a la vista; el Mediterráneo cuantifica en cuatro mil millones de euros la cifra precisa de inversión para acercarse a sus objetivos; el noroeste, espera definir discernir aún un plan que se amolde a las exigencias de la Unión Europea para poder contar con una fuente de financiación para impulsar el cambio.  

Esta es la medida real de los dos escenarios de avance logístico y de transporte intermodal de los que está pendiente el estado español para homogeneizar su territorio, tal y como permiten las líneas de actuación dependientes de las normativas del mecanismo Conectar Europa, que van a poner en circulación a partir de 2021 más de treinta mil millones de euros para impulsar estructuras de comunicación, conexiones intermodales.

 

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Aunque hubo otras, anteriores, la última exhibición de músculo del Corredor Mediterráneo tuvo lugar esta semana, con la bendición de una alta representación del Ministerio de Fomento (con su secretario de infraestructuras a la cabeza, que excuso la presencia del ministro José Luis Ábalos, baja de última hora por motivo de las negociaciones que ha emprendido el PSOE con el fin de lograr un gobierno de coalición).

 

Pedro Saura no dejó dudas del compromiso del ejecutivo con el arco logístico levantino que no tiene parangón en los cauces pendientes de desarrollo entre León, Asturias y Galicia a cuenta de la salida al mar del Corredor Atlántico: para mejorar el paso de Gerona a Cádiz se licita de media al año 2.000 millones de euros «tres veces más de los que se invertía», precisó el secretario de Estado. Ese dato revela que en el Mediterráneo se invierten dos mil millones más de lo que se destina al noroeste para dar futuro y competitividad a la red viaria convencional por la que discurren las mercancías.

 

El Gobierno en funciones alentó al millar y medio de empresario que acudieron a la convención de la ribera mediterránea en la reivindicación de haber finalizado en media docena de años todas las actuaciones pendientes, previstas para que los presupuestos del Estado puedan atener a las necesidad de transformación de una traza de 1.300 kilómetros.

 

La riqueza cromática de los mapas que, sobre plano, diferencian ahora los restos pendientes y ejecutados en el Corredor Mediterráneo son de una riqueza infinita; hasta con colores que distinguen tramos en los que se dispone de tercer carril. Nada comparable con la pobreza cartográfica que recoge el avance del Corredor Atlántico hacia el noroeste; dispuesto en una línea discontinua que indica propósito hasta alcanzar León y, desde aquí, en su avance en forma de uve hacia Asturias y Galicia.