Revisión del material mercante con piezas del año 1975
Los hangares de los talleres de Renfe en León quedan alejados del trayecto de las máquinas que mueven los trenes de alta velocidad por las vías españolas. La decisión de echar la traza del tren a Galicia por la provincia de Zamora en vez de elegir el curso que llevaba el ferrocarril por León, Astorga y Ponferrada, pudo significar el tiro de gracia para un enclave mecánico que malvive de esperanzas.
Empleados de estos centros de trabajo, del material remolcado y de la nave de motores, confiesan sin cortapisas que en la dirección de la compañía no importa demasiado si cierran el taller o desplazan la producción a otro punto. La afirmación se basa en la fluidez diaria del trabajo. A León no llegan las máquinas del modelo s 130, tan popular estos meses en León, por dar cabida a los trayectos programados para el AVE; ni las máquinas del modelo 112, que arrastra los vagones de la alta velocidad. Se mantiene con modelos de la comunicación convencional de Renfe; las máquinas de la media distancia, la locomotoras que marcaron la evolución próspera de la segunda mitad del siglo pasado. En los talleres de León se saben de memoria el ensamblado de las Japonesas; se rehabilitan las 251. Con carga de trabajo de otro siglo, es difícil creer que la compañía ferroviaria quiera reverdecer los laureles del enclave. Tampoco lo creen los trabajadores, que completan las ITV del material de mercancías con piezas del año 1975.
Hace más de quince años, los talleres de Renfe de León se postularon para albergar una línea de trabajo proyectada para reparar y mantener la tecnología que comenzaba a tirar de los trenes de alta velocidad por las vías españolas, las que se acercaban al norte de Madrid, principalmente. Se valoraron 150 empleos y más de ochocientas mil horas de trabajo para dar salida a la encomienda, que ha tenido continuidad; León se postulaba, pero el proyecto se asentó a 150 kilómetros al sur. Tampoco llegó un lineal para fabricar componentes de alta tecnología para los trenes de nueva generación. Sin inversión, los talleres leoneses languidecen hasta que se desclasifique el material que tratan.