Críticas a Marlaska por el acercamiento del asesino del comandante Cortizo

Rechazo. Eso es lo que está generando el plan del Ministerio del Interior para el acercamiento de presos de la banda terrorista ETA a cárceles cercanas al País Vasco. Máxime cuando esa iniciativa que ha ideado el ministro, Fernando Grande-Marlaska, beneficia a reclusos con delitos de sangre a sus espaldas como Diego Polo, asesino del comandante Luciano Cortizo en León el 22 de diciembre de 1995. Colectivos como Dignidad y Justicia, la Fundación Jiménez Becerril y la Asociación Navarra de Víctimas, han puesto muchos reparos a un plan que favorece a asesinos que ni han mostrado arrepentimiento por sus crímenes ni tampoco han mostrado disposición alguna para colaborar con la Justicia en el esclarecimiento de crímenes de ETA que todavía siguen sin resolverse.

Sergio Polo, asesino del comandante del Ejército, Luciano Cortizo, durante el juicio celebrado en la Audiencia Nacional. ZIPI

A Marlaska se le ha echado en cara su compromiso de 2018 (ahora incumplido) cuando prometió que no obtendrían beneficios penitenciarios los etarras con delitos de sangre. Sin duda el apoyo del PNV al Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos está detrás de este plan de acercamiento que el propio Marlaska reconoce que tiene errores.

Dos terroristas con este tipo de imputaciones, José Arregui Erostarbe, ‘Fiti’, y Sergio Polo Escobés, han sido trasladados a cárceles próximas al País Vasco y Navarra. Hace menos dedos años la Audiencia Nacional condenó a 110 años de cárcel a Sergio Polo Escobes, por el asesinato de Luciano Cortizo con una bomba-lapa colocado bajo su coche que al estallar acabó con la vida del militar y causó heridas a su hija y a tres personas que se encontraban en las cercanías del suceso.