Alfonso Benéitez. Ganadero
"Los que hacen las leyes no tienen ni idea de cómo funcionan las granjas"
Alfonso Benéitez acudirá mañana a la protesta del campo porque no está de acuerdo con cómo se está tratando al sector y con los precios que les pagan. “Mi negocio es una ruina. Todos los que quedamos aquí somos unos grandes profesionales porque las cuentas, desde luego, no salen”.
Alfonso Benéitez es el mayor de los cinco hermanos que componen la cooperativa familiar. Tienen su explotación en Palacios de Fontecha con ganado y tierras de trabajo. En total 400 cabezas, entre vacuno de leche (180) y recría que, junto con la superficie agrícola de la explotación, sostienen la economía familiar. “Subsistimos por las tierras que tenemos”, aclara Benéitez. “Empezamos sin un duro y hemos ido haciéndolo a base de créditos y pocas subvenciones”, apunta. Y a base de créditos siguen.
Se convirtió en ganadero a los 15 años aprendiendo el oficio con su padre. “Compramos tres terneras y así empezamos los cinco hermanos”.
Conoce bien la problemática del sector y denuncia con ahínco los precios irrisorios que le pagan por la leche. 320 euros por tonelada, es decir, 32 céntimos por litro. “Los costes de producción rondan los 16 céntimos por litro sólo en alimentar el vacuno de leche, con el margen que me queda hasta los 32 tengo que dar de comer al resto de animales, pagar la luz, el gasóil, las averías... Es una vergüenza”, asegura.
Este ganadero acudirá mañana a la protesta del campo porque no está de acuerdo con cómo se está tratando al sector y con los precios que les pagan. “Mi negocio es una ruina. Todos los que quedamos aquí somos unos grandes profesionales pero las cuentas, desde luego, no salen”.
Para él, quienes hacen las leyes no tienen ni idea de cómo funcionan las granjas. “Ahora nos dicen que usamos demasiados antibióticos y no nos dejan tener un botiquín. Si una de mis vacas tiene una mamitis un viernes y tengo que esperar hasta el lunes a que la atiendan, se me muere”, explica.
Pero éste es sólo uno de los problemas que afronta en su trabajo. “Ahora también recibimos palos de los animalistas a pesar de que quienes nos dedicamos al vacuno de leche somos profesionales puros y duros y nos gustan los animales. Nos dan con las dos manos”, se queja.
El futuro en el campo lo ve “muy negro”. “Nadie nos pregunta por nuestros costes. En nuestra casa hemos tenido que prescindir del seguro que teníamos antes porque los 52.000 euros que nos costaba eran inasumibles, ahora tenemos que conformarnos con el básico, que es mucho más barato y cubre mucho menos”, aclara Benéitez.
Entre sus propuestas, que se imponga un precio justo para la leche y más vigilancia por parte de la administración.”Ahora dicen que van a mirar los costes de producción, que es lo que ha faltado aquí. Que se pregunten cuánto cuesta producir un litro de leche. ¿32 céntimos? Pues de ahí, para arriba”, señala tajante.