Un estudio en los institutos de la capital alerta sobre el ‘racismo de baja intensidad’

Racismo de baja intensidad es creer que los inmigrantes tienen la obligación de adoptar las costumbres y tradiciones autóctonas para ser totalmente aceptados. «Ese racismo es proporcional al institucional y social», advierte un informe elaborado en los nueve institutos de educación secundaria de la capital leonesa por parte de un equipo de investigadores de la Facultad de Educación de León dirigidos por Enrique Javier Díez.

A raíz de esta situación, «que afecta profundamente a la posibilidad de convivencia y al desarrollo e implementación de una auténtica educación intercultural en los centros educativos», fue encargada esta investigación denominada Construyendo Ciudadanía que financian el Ayuntamiento de León, la Junta y el Ministerio de Trabajo e Inmigración y que ha sido recientemente publicada en el periódico científico Risti.

La finalidad de este proyecto era conocer y analizar, por una parte, la percepción que los equipos directivos de todos los centros escolares públicos de educación secundaria de la ciudad de León tienen respecto a la convivencia y la educación intercultural en las comunidades educativas de la ciudad. También se pretendía indagar en cómo les influía o afectaba ese clima social en su visión a la hora de plantear la convivencia de diferentes culturas en los centros educativos, «aspecto clave para el cambio hacia un enfoque educativo realmente intercultural», apunta el estudio. Por otra parte, se trataba de contrastar su visión con el tipo de prácticas que manifestaban llevar a cabo en los centros de secundaria que dirigían. Al mismo tiempo que se indagaba la visión de los diferentes miembros de equipos directivos (director o directora, jefes de estudio o secretarios) también se recabó la perspectiva de los responsables de convivencia de los IES, puesto que, según la normativa española, son los responsables o impulsores de la «integración intercultural». Ellos fueron la muestra principal, puesto que en cada centro escolar se entrevistó a cuatro personas (tres componentes del equipo directivo y la persona responsable de convivencia). En total, participaron 36 personas de todos los centros.

En ninguno de ellos se han planteado acciones y estrategias específicas para abordar el denominado racismo de baja intensidad o los estereotipos y prejuicios ligados a la discriminación cultural. «Todos los equipos directivos y las personas responsables de convivencia en los institutos se han manifestado abiertamente en contra de establecer medidas de acción positiva respecto al alumnado extranjero porque consideran que no existe racismo ni discriminación en su centro», subraya este informe.

El trabajo muestra que el proyecto de interculturalidad en la educación «está influenciado por el modelo de ciudadanía que se está construyendo». A este respecto Enrique Javier Díez alerta sobre este racismo de baja intensidad y precisa que «en el actual contexto de crisis económica y social en Europa, el fantasma de la xenofobia resurge por toda la geografía europea». Y aplicar programas orientados que involucren a todos los participantes es, según el director de este estudio, «cada vez más difícil de poner en práctica cuando el racismo institucional se plasma en las normas y las políticas que marcan las reglas de juego de la convivencia social, consolidando así este racismo de baja intensidad».

En las conclusiones se plantea que toda intervención educativa intercultural crítica debe involucrar a toda la comunidad educativa «y no derivar o hacerla recaer en el especialista o experto de compensación educativa». También se afirma que se debe orientar a todo el alumnado potenciando su competencia social de cooperar con otros alumnos y alumnas diferentes. «Porque toda educación o es intercultural y crítica o no es educación», aseveran los investigadores leoneses.