La Rampa de Pajares tiene un plan de vida más allá de la apertura de la Variante

La mayor obra de ingeniería del siglo XIX tiene las horas contadas; que serán años, si se mantiene el ritmo de ejecución de la Variante de Pajares. Pero sabe señalado el final: el día que entrenen en servicio los túneles abiertos para la alta velocidad, la Rampa de Pajares pasará a mejor vida. No a la reserva activa, ni a un estado de letargo. El Gobierno tiene decidido cortar el servicio, con lo que el curso ferroviario convencional que une desde hace dos siglos a León y a Asturias expirará por inanición. Y con ello, la opción de comunicación para una comarca, la del valle alto del Bernesga leonés, que cuenta el último tercio de sus historia por bajas continuas; en los recursos económicos, en la pirámide poblacional, en la prestación de servicios. En las comunicaciones.

Ya hay respuesta al anuncio del Gobierno, el pasado invierno, de liquidar la Rampa, y despejar su vigencia como alternativa a las galerías, tal y como preveía el último plan de uso de la Variante diseñado por el ejecutivo del PP, hace dos años, e impulsado por la alianza presupuestaria con Foro Asturias.

La Plataforma de defensa de la Rampa de Pajares ha elaborado un plan de viabilidad para esta traza, con el fin de que tenga vida más allá de la entrada en servicio de los túneles y que ese impulso no se quede prendido únicamente del uso turístico.

La Plataforma de Pajares le ha hecho llegar a Adif un repertorio de acciones complementarias al tren turístico, elemento recurrente y de escasa efectividad en otras conexiones de ferrocarril que se cerraron con anterioridad. La provincia de León cuenta con varios ejemplos.

La Plataforma aglutina a colectivos sociales y técnicos, involucrados y comprometidos con el sector ferroviario, con la ingeniería y otras disciplinas de conocimiento como la economía, y se constituyó con el fin de que la Rampa no muriera en otras fases en los que arreció la amenaza de desaparición. La alternativa al tren turístico tiene que ver con la gestión de actividad de empresas del ferrocarril; con la investigación, acciones de desarrollo y fórmulas de innovación dedicadas a la eficiencia energética, a la economía medioambiental. La propuesta extendida a Adif, al Ministerio de Transportes, al Gobierno, apunta la oportunidad de crear una agrupación de empresas en torno a la línea, con un centro tecnológico, sustentado por los propios soportes ferroviarios que puedan salvarse del cierre de la conexión.

El propio trazado, complejo e irrepetible de la línea del tren, con sus pendientes, paso de túneles y recursos ingeniosos para sortear la orografía, se ofrece como sustento para actividades de entrenamiento de rescates, mejora de técnicas y formación de profesionales. También ofrece el espacio como banco de ensayo para mecanismos ferroviarios, que ahora se desarrollan en vías en servicio.

Entre el elenco de propuestas para evitar la muerte por abandono de la Rampa de Pajares, se añade la recuperación de edificios, de forma individual o como conjunto de valor, en encales como Busdongo, Ujo, Cobertoria o Campomanes.

A lo largo de los últimos tres lustros, las posibilidades de supervivencia de la Rampa de Pajares se han alentado según la variedad de planes que se han manejado para poner en marcha los túneles de la lata velocidad; la mejor perspectiva para ampliar el servicio de esta legendaria infraestructura fue la de mantener el paso de las mercancías por la traza, con una reforma incluida para la que el Gobierno llegó a tener presupuestada una inversión superior a los 20 millones de euros.